Escribe Alfredo Grande (publicado en la Revista MATE AMARGO)
Diciembre 2006
¿Es mejor prevenir que curar? Siempre pareció que si, una especie de verdad de Perogrullo. Pero dado ciertos acontecimientos, se impone la reflexión siguiente. ¿Para quién es mejor y para quien es peor prevenir? Porque de lo que se trata es de prepararse para la batalla o de lamentarse por la derrota. Porque curar, en el campo popular, es curar heridas que muchas veces nunca cerrarán. Arterias y venas abiertas que sigan la hemorragia de recursos culturales, naturales, personales. Matizado con la masoquista resignación que nos dice que siempre que llovió paró o que no hay mal que dure cien años, que dios aprieta pero no ahorca, o que le da pan a quien no tiene dientes, ignorando quizá que los sorbetes se tapan con las migas. Señalo simplemente que para toda política de la resignación estoica hay muchísimos refranes que intentan legitimarla. Para ser más explícito: si una persona ve antes un peligro, es un paranoico. Si ve antes una enfermedad, es un hipocondríaco; si ve antes una estafa, es un desconfiado; si ve antes una infidelidad, es un celotípico; si ve antes una masacre, es mufa; si ve antes un levante, es un calentón; si ve antes una agresión, es un provocador. Podría continuar pero me parece suficiente para mostrar que a toda profecía le cae un cierto halo de impopularidad. Incluso se ha extendido hasta el absurdo el uso del concepto “profecía autocumplida”. Termina acusando al que anticipa el daño de que en realidad lo está causando. La cultura represora tiene recursos inagotables para: 1) desmentir su condición de represora 2) construir una supuesta condición benefactora 3) construir la subjetividad genuflexa de “no hay otra”, “es lo que hay”, “nada”. Todas estas simplificaciones son herencia de la maléfica “por algo será”. Hace poco escuchamos otra frase de esta modalidad: “el enemigo no está en la casa rosada”. Si bien podemos acordar, lo importante sería descubrir donde está el enemigo. Aunque después de la desaparición de Julio Jorge Lopez alguna idea tenemos. Y antes también la teníamos, aunque es un tema a pensar porque ese conocimiento fue puesto en planos tan lejanos. Los “antes” de la desaparición de Julio Lopez fueron desestimados. O quizá al ser enunciados, no faltó quien espetara y esputara: “¡¿pero te pensás que estamos igual que en la dictadura, eh?! En cierto sentido, el discurso oficial sobre los derechos humanos fue eficaz porque, aún a riesgo de los errores de cualquier generalización, creo que en ningún sector se planteó que los riesgos de la declaración de un querellante y testigo, incluía a 30 años del comienzo de la dictadura genocida, su eventual desaparición. La abogada Guadalupe Godoy me pidió un trabajo sobre la re victimización de los testigos por el solo hecho de tener que declarar sobre circunstancias absoluta y definitivamente probadas. Pero confieso que cuando escribí el artículo[1] no pensé que además de los sufrimientos innecesarios, también estaba el riesgo de la desaparición forzada. Entonces considero que esta es una situación límite para todos los que intentamos sostener el ejercicio de los derechos humanos en democracia. Una situación límite se define como aquella que genera un cambio sustancial en las lógicas de comprensión y sentido. Quizá no se pudo o quiso pensar un antes, pero de todas formas es necesario pensar un después. En otros términos: al cambiar el después, también adquiere un nuevo sentido el antes. Esto se denomina re significación. En términos concretos: si el levante terminó en una violación, quiere decir que tampoco era un levante, sino que era una psicopateada miserable. Los efectos anteceden a las causas, y por eso pensamos que la lógica de la política y la lógica del inconciente a veces es la misma lógica. La desaparición forzada de Julio Jorge Lopez tal vez sea una derrota para el campo popular, como dijo el gobernador que se bajó. Pero para el gobierno, que soberbio bajaba cuadros de dictadores, (aunque el último de los de facto siguió cobrando los $15000 mensuales), es un fracaso. Porque tiene que aceptar que hay “estados dentro del Estado”. Y mal que pese a los mentores del capitalismo serio, si el Estado es gobernado, los estados son reinados con legalidades que al Estado le son completamente ajenas. Si la gobernabilidad de la Argentina es posible, con la ayuda de las diferentes formas de superavit, simultáneamente la gobernabilidad de la bonaerense es inalcanzable. Al menos, si lo escuchamos a Arslanian, otro que tampoco habló antes y no habló tampoco demasiado bien después. La paradoja actual es la siguiente: se le pide a las fuerzas de seguridad que encuentren lo que con toda probabilidad ellas mismas han perdido. Entraron a la casa de Nilda Eloy, comieron empanadas, se retiraron, la guardia no vio nada, todos en paz. No se realiza una investigación científicamente correcta, pero se saturan los medios de comunicación, incluso llegan avisos por telefonía fija y móvil, informando de la búsqueda de Julio Jorge Lopez como si fuera un objeto perdido. Espero que a ningún funcionario se le ocurra emitir spots con la música del unicornio azul. La desaparición forzada de Julio Jorge Lopez, es a la política de derechos humanos actual lo que las leyes de obediencia debida y punto final fueron a la política de derechos humanos del primer gobierno democrático post dictadura. Un poderoso analizador de que la casa sigue sin estar en orden, lo que no sería malo. Lo realmente terrible es que la democracia mantiene y sostiene el mismo orden perverso, aquel que entronizó el exterminio para imponer planes económicos y políticos que fueron la continuidad de ese exterminio por siempre jamás. Pero sabemos que la cultura represora odia los analizadores. Todo se agota en la saturación de la anécdota. Antes de pasar a otra noticia. Es lo que en este momento se llama la tercera desaparición de Julio. La caída de la presencia en el espacio mediático. Desaparece la desaparición, abstracción letal que el orden democrático posibilita, porque habilita a los asesinos de cuello blanco. Esta habilitación toma la forma grotesca de que nadie, desde abajo hasta arriba, haya renunciado después de dos meses de la desaparición. Aparentemente, nadie considera que alguien tiene algo que ver con el tema. Quizá con la excepción del propio Julio, que en sus desvaríos resolvió esconderse mientras pregunta: “¿Etchecolatz está?”. El ministro del Interior pasa a jugar en la interna del fútbol teniendo a Juan Verón, que grande sos, como operador calificado. Desaparecen las hinchadas visitantes y locales como respuesta a los operadores mafiosos del fútbol, llamados barras bravas, aunque mucho más brava es la conducta de los dirigentes de los grandes equipos. Ni siquiera en el fútbol pudo pensarse en el día antes de ayer, cuando estalló la noche de los botines en el equipo Gimnasia de La Plata (¿el lobo?) No existe la anticipación, siempre se actúa, y además con torpeza, después de la lecha derramada. Y ya sabemos que cuando un fascista se quema con leche, ve una vaca y la mata. Por supuesto, las vacas somos nosotros. Por eso además de buscar a Julio sería muy bueno que desde el Gobierno se empiece a prevenir y anticipar nuevas acciones de intimidación sobre testigos y querellantes. Es conocido que muchos de estos han desistido de presentarse, quizá porque intuyen cierta inacción oficial en lo referido al cuidado necesario. Otros sostienen con coraje su decisión, pero sin desconocer los riesgos a los cuales no tendrían que estar expuestos a casi 23 años de democracia. No conviene abusar de la impunidad como explicación, sin analizar en profundidad entre quienes se construye esa impunidad, que incluye complicidad y por lo tanto que muchos que deberían ser parte de la solución, en realidad son la parte sustancial del problema. Nada de esto está alejado de la situación de desaparición forzada de mujeres y niños para ser esclavizados en prostíbulos. La situación de Cristina Ojeda y Romina Gamara, secuestradas, rescatadas, nuevamente secuestradas, no es demasiado diferente, más bien es demasiada análoga a la de Julio. Porque hay una trata por motivos sexuales, y hay una trata por motivos políticos. Negocios. Nada personal. Quizá la desaparición de Julio tampoco tenga nada personal. Sabemos que el Estado tiene razones que el corazón no entiende. ¿Habrá una Razón de Estado que desconocemos? Pero si no empezamos a preocuparnos por el día anterior al de ayer, inútil será intentar solucionar los desastres del día después. El pensamiento crítico tendrá que habilitar un siempre antes para que sea posible un nunca más.
[1] “El genocidio llama dos veces”. Circuló por internet. Una versión ampliada de este trabajo está en www.nortedelbermejo.com.ar con el título de: “Un pingüino no hace Invierno”.
miércoles, 20 de diciembre de 2006
lunes, 18 de diciembre de 2006
EL GENOCIDIO LLAMA DOS VECES
escribe Alfredo Grande.[1] (publicado en la Revista de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Diciembre 2006)
Recuerdo y Repetición.
La experiencia de los sobrevivientes del Terrorismo de Estado se encuadra dentro de las llamadas situaciones límites. Limite entre la vida y la muerte. Y no me refiero solamente a la muerte entendida desde la biología, sino muy especialmente la muerte de los vínculos familiares y de amistad, los proyectos vitales, las convicciones mas profundas. Muerte incluso del denominado sentimiento de autoestima, que es vital para sostener la continuidad de la dignidad de la vida.
El Terrorismo de Estado es terror y es Estado. Combinación letal porque desaparece la función de terceridad que supuestamente éste debería ejercer en los enfrentamientos entre particulares. El Estado Genocida demuestra que esa función era en el mejor de los casos ilusoria, en el peor directamente alucinatoria.
Las víctimas sobrevivientes del Terrorismo de Estado tienen diversos mecanismos para compensar el sufrimiento soportado. Deben enfrentarse con el perverso mecanismo construido por la cultura represora denominado “culpa del sobreviviente”. Esta situación en modo alguno es natural e inevitable. Es una forma de continuar el terrorismo de estado por otros medios. Ahora, como mortificación interna. Si el sobreviviente, es decir la víctima tiene culpa, el victimario tiene una dispensa que no le corresponde.
La situación político institucional actual es adecuada para la elaboración de esta culpa del sobreviviente. Se ha podido visibilizar nuevamente al represor sin la piel de cordero que las leyes de la impunidad le habían otorgado. Pero la cultura represora no va a permitir que puedan vivir en paz aquellos que lograron escapar de la trampa fascista de la desaparición forzada de personas. Si no hay culpa, entonces el mecanismo elegido es actualizar el terror. Actualizar el castigo. Actualizar el sufrimiento. Y la forma de lograr es tan inesperada cuanto cobarde. Los mismos juicios que buscan el castigo de los máximos responsables de la masacre y exterminio, se convierten en laberintos temporales. De ellos tampoco se puede salir, porque una y otra vez la victima se re- encuentra con los inicios de la pesadilla. Parecía que finalmente se había despertado, y que las vigilias democráticas iban a estar exentas de terrores y temores. Pero con absurdas e inconducentes pruebas testimoniales, para probar lo que ya está
históricamente probado, la victima vuelve a encontrarse con la víctima que fue, y que gracias a este perverso mecanismo, nuevamente vuelve a ser.
Entonces no se trata que la víctima recuerde. Por el contrario: es una forma perversa de actualizar el insoportable trauma que prolongó la muerte en vida durante un cautiverio cruel, degradante, hasta el límite de lo no soportable. Entonces pienso que se trata, una y otra vez, de otro efecto de la nefasta teoría de los dos demonios. Castigo para el victimario y castigo para víctima. Diferentes castigos, naturalmente. Los tiempos actuales no permiten que los jerarcas de la muerte puedan seguir disfrutando de la indulgencia de los mansos. Pero no hay nada que autorice a que las victimas, que deben ser, al decir de los letrados, el mas preciado bien a tutelar, porque ellas son la memoria del horror, sean traumatizas una vez mas. Es cierto: lo han sido muchas veces. Pero no abusemos más de la capacidad de resistir de las cigarras.
Me opongo a esta forma de conseguir testimonios y pruebas. Todavía es posible que las victimas reparen en alguna medida el ataque a la salud que padecieron. No hay poder sobre la tierra que debiera obligarlas a repetir la pesadilla. Re victimizar a la victima es otra trampa de la cultura represora que a todos nos compete destruir.
La derecha es un delirio eterno.
Política y delirio han estado unidos más de lo conveniente. Es importante entender como se construye un pensamiento delirante, porque en su apariencia encubridora, hará realidad el deseo de todo estafador para que tomemos gato por liebre. Un pensamiento delirante puede ser coherente. Puede ser lógico. Puede ser convincente. Hasta diría, demasiado convincente. La única verdad deja de ser la realidad, y pasa a ser la construcción de la verdad que el Poder realiza. Todo delirio es, en última instancia, un delirio de poder. Terrenales, celestiales o infernales. Quizá una de las premisas del pensamiento político delirante es que debe creerlo en primer lugar el que lo entroniza. Es un tipo especial de creencia. En realidad, es una certeza. La diferencia no es menor. La certeza no tiene apelación, no tiene duda. Si la tuviera, sería jactancia de intelectuales, al decir del ñato de la cara pintada. El delirio no hace pregunta, sino que marca respuesta. Habitualmente, la marca a fuego. En forma indeleble, en las mismas entrañas del ser nacional. Ser nacional eterno como los laureles que supimos conseguir, pero no necesariamente sostener. Todo delirio está construido con ideas que tienen las siguientes características: erróneas, a veces absurdas, no pasibles de crítica, y que condicionan las conductas del sujeto. Quedar por fuera de los delirios de una época es mérito importante, y bien podemos denominar a este esfuerzo, pensamiento crítico. El autodenominado pensamiento único tiene todos los elementos para ser incluido dentro del pensamiento delirante. Tiene los mismos trazos que el pensamiento dogmático, que ha hecho estragos en la historia de la ciencia y de las políticas libertarias. La construcción del pensamiento delirante es vital para el fascismo, pero no lo es menos para toda política que aspira a una cierta hegemonía. Si bien no toda hegemonía evoluciona (o involuciona) hacia el pensamiento delirante, es una forma de comienzo que no asegura buenos finales. El discurso K
en relación a la temática de los derechos humanos tiene esa modalidad. En efecto: sin antecedentes previos conocidos, es decir, sin génesis político social que lo acredite, el Presidente se entroniza como hijo de las Madres. Linaje que es aceptado por mero efecto de discurso, pero no de cualquiera, sino del discurso de la máxima jefatura del estado. Éste decreta sin número, pero con evidente necesidad y urgencia, que el gobierno que inaugura será de los derechos humanos. Lo que podría ser una buena estrategia y quizá un punto de llegada, pero nunca un punto de partida. Y menos en el país de los indultos y las leyes de impunidad. Sin embargo, mas allá de los dichos y los hechos, quedó sancionada en la opinión pública que el gobierno, producto de la mano visible del cabezón, podía contrariar su origen y por lo tanto torcer su destino. El primer efecto de este discurso hegemónico (podríamos decir que este discurso es al delirio como una gripe es a una neumonía) fue partir por el medio el presente y el pasado. La evidencia fue el acto por el 30 aniversario de la dictadura genocida. Analizador poderoso que no pasó desapercibido para la derecha de la memoria completa y la decencia incompleta. Pero cuando la hegemonía necesita mayor contundencia, mayor solidez, mayor impenetrabilidad (digresión: ¿se acuerdan del “impenetrable”? ahora es penetrable e inundable…Nada dura) entonces requiere de un “núcleo de verdad” para entonces clonarse en discurso delirante. “Núcleo de verdad: histórico, político, social, afectivo. Ese núcleo de verdad fue Hebe de Bonafini. La Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo con una trayectoria inclaudicable de lucha contra la dictadura primero y contra todas las formas de las claudicaciones democráticas después, era la “verdad verdadera” que el discurso K exigía para entonces ser incuestionable. No necesitaba demostración alguna. Era, para decirlo de alguna manera, obvio. Si Hebe estaba allí, nada para discutir. Insisto: el punto de inconsistencia del discurso
K sobre derechos humanos (no había origen, no tenía historia, no presentaba formas de verificación alguna) pasó a ser una coraza de acero impenetrable. El núcleo de verdad (la militancia revolucionaria de las Madres) le dio fortaleza a todo el discurso. Hasta que… Desaparece Julio Jorge Lopez, de 70 años de edad, robusto, como dice la propaganda oficial. La desaparición del querellante y testigo de la causa contra el genocida Ethecolatz perfora la coraza tan prolijamente construida. Aparece con mucha fuerza otro “núcleo de verdad”. Pero que no puede ser cubierto por el discurso K. La estrategia de los juicios a los genocidas muestra su costado mas débil. La Justicia es un instituido débil, incapaz de enfrentar por si sola a la mano de obra siempre ocupada. Sin prevenir no se pudo curar. En otros términos: todos somos honrados, pero el poncho no aparece. O sea: todos somos defensores de los derechos humanos pero Julio Jorge Lopez no aparece. Parece que los retratos que alguien descuelga gozan de buena salud. Ante la total desorientación e incapacidad política del Gobierno para dar cuenta de este impensado no pensable por el discurso oficial, una terrible estrategia se hace presente. Un “núcleo de verdad” deslegitima a otro “núcleo de verdad”. Hebe hace declaraciones que cuestionan a Julio Lopez. Ojo por diente y diente por ojo. La militancia perpleja reacciona en forma diferente. En mi caso al menos, siento mas tristeza que bronca. Pero la inversa también es válida. El gobernador que se ha bajado de la reelección que pasa a ser otro sueño eterno, duplica la recompensa. En los viejos tiempos, la recompensa era para capturar al victimario, ahora en los tiempos del capitalismo serio, la recompensa es para encontrar a la víctima. Espero que a diferencia del flautista de la ciudad de
Hamelin, si aparece Julio Lopez se le pague al informante. Claro, solamente si aparece vivo.
Final abierto
La Asociación de Ex detenidos desaparecidos me pide este trabajo. La cultura represora necesita ser descubierta primero y pulverizada después. Tarea difícil pero no imposible. Al menos la cultura represora que se construye con la cobertura de los discursos delirantes, al modo del slogan o spot publicitario: “Argentina Potencia”, “Neuquén es confianza”, “Nueva cultura tributaria”, “Superavit comercial”, etc. Pero la realidad no se paga de palabras. No es el primer desaparecido en democracia, pero lo grave es que quizá no sea el último. Nadie en este momento está en condiciones de garantizarlo. Pero los únicos que están en condiciones de impedirlo son los militantes político y sociales, que conocieron las entrañas del monstruo y están en condicione de enfrentarlo. Y Julio Jorge Lopez es uno de ellos. Y para ellos no hay delirio que los convenza ni razones de estado que aguanten.
[1] Medico Psiquiatra. Psicoanalista. Miembro de la Dirección Nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre
Recuerdo y Repetición.
La experiencia de los sobrevivientes del Terrorismo de Estado se encuadra dentro de las llamadas situaciones límites. Limite entre la vida y la muerte. Y no me refiero solamente a la muerte entendida desde la biología, sino muy especialmente la muerte de los vínculos familiares y de amistad, los proyectos vitales, las convicciones mas profundas. Muerte incluso del denominado sentimiento de autoestima, que es vital para sostener la continuidad de la dignidad de la vida.
El Terrorismo de Estado es terror y es Estado. Combinación letal porque desaparece la función de terceridad que supuestamente éste debería ejercer en los enfrentamientos entre particulares. El Estado Genocida demuestra que esa función era en el mejor de los casos ilusoria, en el peor directamente alucinatoria.
Las víctimas sobrevivientes del Terrorismo de Estado tienen diversos mecanismos para compensar el sufrimiento soportado. Deben enfrentarse con el perverso mecanismo construido por la cultura represora denominado “culpa del sobreviviente”. Esta situación en modo alguno es natural e inevitable. Es una forma de continuar el terrorismo de estado por otros medios. Ahora, como mortificación interna. Si el sobreviviente, es decir la víctima tiene culpa, el victimario tiene una dispensa que no le corresponde.
La situación político institucional actual es adecuada para la elaboración de esta culpa del sobreviviente. Se ha podido visibilizar nuevamente al represor sin la piel de cordero que las leyes de la impunidad le habían otorgado. Pero la cultura represora no va a permitir que puedan vivir en paz aquellos que lograron escapar de la trampa fascista de la desaparición forzada de personas. Si no hay culpa, entonces el mecanismo elegido es actualizar el terror. Actualizar el castigo. Actualizar el sufrimiento. Y la forma de lograr es tan inesperada cuanto cobarde. Los mismos juicios que buscan el castigo de los máximos responsables de la masacre y exterminio, se convierten en laberintos temporales. De ellos tampoco se puede salir, porque una y otra vez la victima se re- encuentra con los inicios de la pesadilla. Parecía que finalmente se había despertado, y que las vigilias democráticas iban a estar exentas de terrores y temores. Pero con absurdas e inconducentes pruebas testimoniales, para probar lo que ya está
históricamente probado, la victima vuelve a encontrarse con la víctima que fue, y que gracias a este perverso mecanismo, nuevamente vuelve a ser.
Entonces no se trata que la víctima recuerde. Por el contrario: es una forma perversa de actualizar el insoportable trauma que prolongó la muerte en vida durante un cautiverio cruel, degradante, hasta el límite de lo no soportable. Entonces pienso que se trata, una y otra vez, de otro efecto de la nefasta teoría de los dos demonios. Castigo para el victimario y castigo para víctima. Diferentes castigos, naturalmente. Los tiempos actuales no permiten que los jerarcas de la muerte puedan seguir disfrutando de la indulgencia de los mansos. Pero no hay nada que autorice a que las victimas, que deben ser, al decir de los letrados, el mas preciado bien a tutelar, porque ellas son la memoria del horror, sean traumatizas una vez mas. Es cierto: lo han sido muchas veces. Pero no abusemos más de la capacidad de resistir de las cigarras.
Me opongo a esta forma de conseguir testimonios y pruebas. Todavía es posible que las victimas reparen en alguna medida el ataque a la salud que padecieron. No hay poder sobre la tierra que debiera obligarlas a repetir la pesadilla. Re victimizar a la victima es otra trampa de la cultura represora que a todos nos compete destruir.
La derecha es un delirio eterno.
Política y delirio han estado unidos más de lo conveniente. Es importante entender como se construye un pensamiento delirante, porque en su apariencia encubridora, hará realidad el deseo de todo estafador para que tomemos gato por liebre. Un pensamiento delirante puede ser coherente. Puede ser lógico. Puede ser convincente. Hasta diría, demasiado convincente. La única verdad deja de ser la realidad, y pasa a ser la construcción de la verdad que el Poder realiza. Todo delirio es, en última instancia, un delirio de poder. Terrenales, celestiales o infernales. Quizá una de las premisas del pensamiento político delirante es que debe creerlo en primer lugar el que lo entroniza. Es un tipo especial de creencia. En realidad, es una certeza. La diferencia no es menor. La certeza no tiene apelación, no tiene duda. Si la tuviera, sería jactancia de intelectuales, al decir del ñato de la cara pintada. El delirio no hace pregunta, sino que marca respuesta. Habitualmente, la marca a fuego. En forma indeleble, en las mismas entrañas del ser nacional. Ser nacional eterno como los laureles que supimos conseguir, pero no necesariamente sostener. Todo delirio está construido con ideas que tienen las siguientes características: erróneas, a veces absurdas, no pasibles de crítica, y que condicionan las conductas del sujeto. Quedar por fuera de los delirios de una época es mérito importante, y bien podemos denominar a este esfuerzo, pensamiento crítico. El autodenominado pensamiento único tiene todos los elementos para ser incluido dentro del pensamiento delirante. Tiene los mismos trazos que el pensamiento dogmático, que ha hecho estragos en la historia de la ciencia y de las políticas libertarias. La construcción del pensamiento delirante es vital para el fascismo, pero no lo es menos para toda política que aspira a una cierta hegemonía. Si bien no toda hegemonía evoluciona (o involuciona) hacia el pensamiento delirante, es una forma de comienzo que no asegura buenos finales. El discurso K
en relación a la temática de los derechos humanos tiene esa modalidad. En efecto: sin antecedentes previos conocidos, es decir, sin génesis político social que lo acredite, el Presidente se entroniza como hijo de las Madres. Linaje que es aceptado por mero efecto de discurso, pero no de cualquiera, sino del discurso de la máxima jefatura del estado. Éste decreta sin número, pero con evidente necesidad y urgencia, que el gobierno que inaugura será de los derechos humanos. Lo que podría ser una buena estrategia y quizá un punto de llegada, pero nunca un punto de partida. Y menos en el país de los indultos y las leyes de impunidad. Sin embargo, mas allá de los dichos y los hechos, quedó sancionada en la opinión pública que el gobierno, producto de la mano visible del cabezón, podía contrariar su origen y por lo tanto torcer su destino. El primer efecto de este discurso hegemónico (podríamos decir que este discurso es al delirio como una gripe es a una neumonía) fue partir por el medio el presente y el pasado. La evidencia fue el acto por el 30 aniversario de la dictadura genocida. Analizador poderoso que no pasó desapercibido para la derecha de la memoria completa y la decencia incompleta. Pero cuando la hegemonía necesita mayor contundencia, mayor solidez, mayor impenetrabilidad (digresión: ¿se acuerdan del “impenetrable”? ahora es penetrable e inundable…Nada dura) entonces requiere de un “núcleo de verdad” para entonces clonarse en discurso delirante. “Núcleo de verdad: histórico, político, social, afectivo. Ese núcleo de verdad fue Hebe de Bonafini. La Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo con una trayectoria inclaudicable de lucha contra la dictadura primero y contra todas las formas de las claudicaciones democráticas después, era la “verdad verdadera” que el discurso K exigía para entonces ser incuestionable. No necesitaba demostración alguna. Era, para decirlo de alguna manera, obvio. Si Hebe estaba allí, nada para discutir. Insisto: el punto de inconsistencia del discurso
K sobre derechos humanos (no había origen, no tenía historia, no presentaba formas de verificación alguna) pasó a ser una coraza de acero impenetrable. El núcleo de verdad (la militancia revolucionaria de las Madres) le dio fortaleza a todo el discurso. Hasta que… Desaparece Julio Jorge Lopez, de 70 años de edad, robusto, como dice la propaganda oficial. La desaparición del querellante y testigo de la causa contra el genocida Ethecolatz perfora la coraza tan prolijamente construida. Aparece con mucha fuerza otro “núcleo de verdad”. Pero que no puede ser cubierto por el discurso K. La estrategia de los juicios a los genocidas muestra su costado mas débil. La Justicia es un instituido débil, incapaz de enfrentar por si sola a la mano de obra siempre ocupada. Sin prevenir no se pudo curar. En otros términos: todos somos honrados, pero el poncho no aparece. O sea: todos somos defensores de los derechos humanos pero Julio Jorge Lopez no aparece. Parece que los retratos que alguien descuelga gozan de buena salud. Ante la total desorientación e incapacidad política del Gobierno para dar cuenta de este impensado no pensable por el discurso oficial, una terrible estrategia se hace presente. Un “núcleo de verdad” deslegitima a otro “núcleo de verdad”. Hebe hace declaraciones que cuestionan a Julio Lopez. Ojo por diente y diente por ojo. La militancia perpleja reacciona en forma diferente. En mi caso al menos, siento mas tristeza que bronca. Pero la inversa también es válida. El gobernador que se ha bajado de la reelección que pasa a ser otro sueño eterno, duplica la recompensa. En los viejos tiempos, la recompensa era para capturar al victimario, ahora en los tiempos del capitalismo serio, la recompensa es para encontrar a la víctima. Espero que a diferencia del flautista de la ciudad de
Hamelin, si aparece Julio Lopez se le pague al informante. Claro, solamente si aparece vivo.
Final abierto
La Asociación de Ex detenidos desaparecidos me pide este trabajo. La cultura represora necesita ser descubierta primero y pulverizada después. Tarea difícil pero no imposible. Al menos la cultura represora que se construye con la cobertura de los discursos delirantes, al modo del slogan o spot publicitario: “Argentina Potencia”, “Neuquén es confianza”, “Nueva cultura tributaria”, “Superavit comercial”, etc. Pero la realidad no se paga de palabras. No es el primer desaparecido en democracia, pero lo grave es que quizá no sea el último. Nadie en este momento está en condiciones de garantizarlo. Pero los únicos que están en condiciones de impedirlo son los militantes político y sociales, que conocieron las entrañas del monstruo y están en condicione de enfrentarlo. Y Julio Jorge Lopez es uno de ellos. Y para ellos no hay delirio que los convenza ni razones de estado que aguanten.
[1] Medico Psiquiatra. Psicoanalista. Miembro de la Dirección Nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre
Etiquetas:
Alfredo Grande,
Artículos de Interés
sábado, 18 de noviembre de 2006
Video Debate : V de Venganza
Construcción del sujeto virtual en la actualidad
de nuestra cultura
coordinado por Dr. Alfredo Grande
Psicoanalista. Analista Institucional
Sábado 25 de noviembre
18 hs Proyección de "V de Venganza"
20 hs Debate
en el Centro Cultural América Libre
XX de septiembre y San Martín
Organiza: Seminario Marplatense de Psicoanálisis Implicado
Entrada Libre
Etiquetas:
Actividades
sábado, 7 de octubre de 2006
"Crónicas del oprimido. Sufrimientos y alegrías del devenir institucional".
“ A la realidad hay que reconocerla en su constitución contradictoria, descubrir los despliegues instituyentes, denunciar los niveles de represión que el discurso oficial oculta, describir los sutiles mecanismos de perversidad que construye” ( El Edipo después del Edipo – 2004 – Dr. Alfredo Grande )
SEMINARIO PSICOANALISIS IMPLICADO 2006
CRONICAS DEL OPRIMIDO.
SUFRIMIENTOS Y ALEGRIAS DEL DEVENIR INSTITUCIONAL
A cargo del DR. ALFREDO GRANDE
Médico psiquiatra, psicoanalista, cooperativista, analista institucional, fundador de ATICO, Cooperativa de Trabajo en Salud Mental. Docente universitario.
Cuatro encuentros quincenales, 1er y 3er sábado de cada mes de 10 a 15 hs. Salón Cultural Cooperativa de Seguros Rivadavia. Independencia 3082, 1er piso.
Primer Encuentro – Sábado 7 de octubre
“ EL PSICOANALISIS COMO ANALIZADOR DE LA CULTURA”
Segundo Encuentro – Sábado 21 de octubre
“IDEALES DEL YO – IDEALES DEL SUPERYO. EL ANALIZADOR DRACULA”
Tercer Encuentro – Sábado 11 de noviembre
“ SEXUALIDAD REPRIMIDA – SEXUALIDAD REPRESORA. EL ANALIZADOR ROMINA Y LA MACULA CONCEPCION”
Cuarto Encuentro – Sábado 25 de noviembre
“ MODOS YOICOS – MODOS SUPERYOICOS DE PRODUCCION DE SUBJETIVIDAD. EL ANALIZADOR MATRIX”.
Dirigido a : Graduados y Estudiantes de Psicología, Ciencias de la Salud, de la Educación y Humanidades, Docentes, Comunicadores, Trabajadores de la Salud y la Educación, Agentes y Operadores en Psicología Social
Dinámica: Clase teórica, grupos de discusión coordinados por el Lic. Ricardo Silva y la Lic. Bettina Mariotti, ambos profesionales de “Alethia” Centro Cooperativo de Salud Mental, cierre- plenario.
Informes e inscripción:
RADIO DE LA AZOTEA, Salta 1671. TE: 473-6439. lunes de 11 a 17 hs. miércoles de 11 a 15 hs., y martes y jueves de 16,30 a 18,30 hs.
Por mail a psicoanalisisimplicadomdp@gmail.com
Arancel mensual: - $ 50.-
Convoca y organiza:
Seminario Marplatense de Psicoanálisis Implicado Auspician e invitan:
ATICO. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Bs. As.
ALETHIA. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Mar del Plata
FM De la Azotea 88.7. Gestión y Producción de Comunicación Participativa
Agrup. Nuevos Horizontes (Fac. Psicología UNMdP)
Agrup. Utopía Latinoamericana (Fac. Cs de la Salud y S. Social UNMdP)
La Impermanente. Compañía Autogestionaria de Teatro Espontáneo
Grupo Arte Colectivo
Cooperativa de Seguros Rivadavia
SEMINARIO PSICOANALISIS IMPLICADO 2006
CRONICAS DEL OPRIMIDO.
SUFRIMIENTOS Y ALEGRIAS DEL DEVENIR INSTITUCIONAL
A cargo del DR. ALFREDO GRANDE
Médico psiquiatra, psicoanalista, cooperativista, analista institucional, fundador de ATICO, Cooperativa de Trabajo en Salud Mental. Docente universitario.
Cuatro encuentros quincenales, 1er y 3er sábado de cada mes de 10 a 15 hs. Salón Cultural Cooperativa de Seguros Rivadavia. Independencia 3082, 1er piso.
Primer Encuentro – Sábado 7 de octubre
“ EL PSICOANALISIS COMO ANALIZADOR DE LA CULTURA”
Segundo Encuentro – Sábado 21 de octubre
“IDEALES DEL YO – IDEALES DEL SUPERYO. EL ANALIZADOR DRACULA”
Tercer Encuentro – Sábado 11 de noviembre
“ SEXUALIDAD REPRIMIDA – SEXUALIDAD REPRESORA. EL ANALIZADOR ROMINA Y LA MACULA CONCEPCION”
Cuarto Encuentro – Sábado 25 de noviembre
“ MODOS YOICOS – MODOS SUPERYOICOS DE PRODUCCION DE SUBJETIVIDAD. EL ANALIZADOR MATRIX”.
Dirigido a : Graduados y Estudiantes de Psicología, Ciencias de la Salud, de la Educación y Humanidades, Docentes, Comunicadores, Trabajadores de la Salud y la Educación, Agentes y Operadores en Psicología Social
Dinámica: Clase teórica, grupos de discusión coordinados por el Lic. Ricardo Silva y la Lic. Bettina Mariotti, ambos profesionales de “Alethia” Centro Cooperativo de Salud Mental, cierre- plenario.
Informes e inscripción:
RADIO DE LA AZOTEA, Salta 1671. TE: 473-6439. lunes de 11 a 17 hs. miércoles de 11 a 15 hs., y martes y jueves de 16,30 a 18,30 hs.
Por mail a psicoanalisisimplicadomdp@gmail.com
Arancel mensual: - $ 50.-
Convoca y organiza:
Seminario Marplatense de Psicoanálisis Implicado Auspician e invitan:
ATICO. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Bs. As.
ALETHIA. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Mar del Plata
FM De la Azotea 88.7. Gestión y Producción de Comunicación Participativa
Agrup. Nuevos Horizontes (Fac. Psicología UNMdP)
Agrup. Utopía Latinoamericana (Fac. Cs de la Salud y S. Social UNMdP)
La Impermanente. Compañía Autogestionaria de Teatro Espontáneo
Grupo Arte Colectivo
Cooperativa de Seguros Rivadavia
Etiquetas:
Seminarios
viernes, 29 de septiembre de 2006
Entrevista a Alfredo Grande Revista Contexto Psicológico MdP
Invitado por la Agrupaciones Nuevos Horizontes y Utopía Latinoamericana, estuvo visitando Mar del Plata el Médico Psiquiatra y Psicoanalista Alfredo Grande. Autor de tres libros y de numerosos artículos de divulgación científica. Profesor Universitario y Jefe de Cátedra en las Universidades de Buenos Aires, Lomas de Zamora, La Matanza y Favaloro. Profesor Titular de Teoría Psicoanalítica en la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados. Miembro Fundador y Presidente Honorario de ATICO (Cooperativa de Trabajo en Salud Mental).
¿Cómo podría presentar al Psicoanálisis Implicado? Su origen y recorrido
El Psicoanálisis Implicado aparece en una polaridad teórica y política con el Psicoanálisis aplicado, entendiendo a este último como un reduccionismo donde la construcción teórica de Freud quedó reducida a una intervención clínica para la patología individual. Esta restricción del campo del psicoanálisis a una intervención puntual sobre el sujeto individual no es casual, es una manera de restringir los efectos políticos, subversivos del psicoanálisis para quedar acotado como una herramienta mas del conocimiento pero no de la transformación de la sociedad. Dentro de la concepción del psicoanálisis aplicado el sujeto social no aparece, aparece un sujeto desligado de lo social y ese desligamiento es lo que se llama neutralidad . El concepto de neutralidad solo se lo puede entender desde esta especie de reduccionismo, casi como un escotoma. Cuando Freud habla de los escotomas del analista, el psicoanálisis aplicado consagra el escotoma político social. No es que de eso no se habla, se habla, pero no se lo piensa, se lo menciona, porque lo social existe, pero no hay una correlación entre los social y construcción de la subjetividad, entonces se puede hablar de cuestiones sociales o de las cuestiones de genero pero no de lucha de clases. Como que en la construcción de la subjetividad no tuviera nada que ver la lucha de clases. Bueno una de nuestras afirmaciones es justamente esa: que la construcción de la subjetividad la pensamos como decantado identificatorio de la lucha de clases. El psicoanálisis aplicado, lo que Castel denomina “Psicoanalismo”, como mucha mas fuerza, es una faceta mas de esa oposición individuo – sociedad, esa vieja polaridad donde el individuo es una cosa, la sociedad otra y se articula. Por ejemplo, nuestra idea de no separar masas artificiales y Superyo, decimos que el superyo es la organización subjetiva del patriarcado, y el patriarcado es la masa artificial hecha familia, por así decirlo, entonces hablar de un superyo en su concepción artificiales es hablar de masas artificiales. Ahora bien si no queremos hablar de masas artificiales, de la iglesia, del ejercito, del estado, de la familia, el trabajo asalariado, la universidad, las corporaciones de profesionales, etc., entonces hacemos terapia individual y por supuesto no hablaremos de eso porque tenemos a un sujeto individual. Creo que los cambios teóricos vienen de innovaciones técnicas y la terapia de pareja, de grupo e institucional abre otras referencias teóricas. Lo lamentable es que muchos psicoanalistas que abrieron esos campos se van del campo teórico del psicoanálisis, en un momento lo abandonan, el caso mas importante es Gregorio Baremblitt. También podríamos poner a Pichón Riviere como uno de ellos, siendo fundador de la APA, finalmente es conocido y desconocido al mismo tiempo por sus aportes a la Psicología Social, de hecho no es casualidad que en el psicoanálisis implicado la psicología social tenga, no solo consonancia teórica y política, sino que hay muchas de las personas que trabajan el psicoanálisis implicado son psicólogos sociales, o docentes en psicología social.
Hay un trabajo mió, inédito, presentado en la AEAPG, que se llama “Irse con Freud”, no era un volver a Freud, sino era un irse con Freud, me iba pero no solo, porque mucha gente se ha ido pero sin Freud. Como si Freud fuera inclusive para los psicoanalistas solamente para ciertas cosas, Yo creo que hay conceptos freudianos de extraordinaria importancia, pero que han sido tomados por el psicoanálisis aplicado, por ejemplo el Freud social, que sería la aplicación del psicoanálisis a lo social, creo que ahí te empantanas para siempre, yo creo que el Freud social del “Moisés y el Monoteísmo”, es una verdadera Metapsicología, al igual que “El malestar en la Cultura” es un artículo metapsicologico al mismo nivel que “Los Instintos y sus destinos”. Además Freud tiene un trabajo “La doble moral sexual cultural”, que es una análisis político y social de la sociedad victoriana que lo escribe muy tempranamente, antes de “Mas allá del principio del placer”. Entonces esa división que se hizo después entre un psicoanálisis, un psicoanálisis aplicado y otro social, esa trinidad que inventaron las organizaciones psicoanalíticas, en Freud nunca existió, lo cita en “Psicología de las Masas” cuando dice que toda psicología es psicología social, algo que se cita mucho y se sigue poco. Es decir que hay una trinidad reaccionaria de compartimentos del psicoanálisis que en Freud no estuvo, aunque en muchos de sus seguidores sí. En ese sentido el psicoanálisis implicado es tan Freudiano como otras lecturas, yo digo por ahí que cada uno tiene al Freud que se merece.
Nosotros vamos construyendo conceptos como el del “ideal del superyo”, por ejemplo, aceptado por la Escuela Argentina de Psicoterapia como un concepto original o el de “sexualidad represora”, o “ternura primaria”, que son concepto que dan cuenta de un psicoanálisis donde lo social no es un campo de aplicación sino un campo de construcción del sujeto y esto es Freud. Cuando él dice que el superyo es la disolución del complejo de Edipo, y el complejo de Edipo es la trama familiar pero social, nos está diciendo que estamos construidos por la misma sociedad, desde ahí luego la interpelamos, en el mejor de los casos.
Ahora, las consecuencias de la intervención que hacemos - yo vengo de dar varias clases de capacitación a docentes en Neuquén, Gral. Roca y demás, trabajando el concepto de sexualidad represora con docentes de escuela primaria - son impactantes, muchas de las docentes mujeres trabajaban en sus monografías cuestiones personales, es decir que cuando se empieza a trabajar estos escotomas se iluminan áreas que habitualmente están silenciadas.
La gran oscuridad es la culpa, por ejemplo decimos la frase que: donde hubo yo, ello ha de advenir, con la cual planteamos la recuperación de la potencia instituyente del deseo que ha estado capturada por la culpa, por los aspectos protectores del superyo, que yo digo que existen pero que son los peores, porque por un lado te protegen algo, pero al mismo tiempo te revientan todo lo demás, es como el estado benefactor, el estado que contiene, etc., pero que es un estado que busca exclusivamente tapar la lucha social. Bueno eso tiene un correlato metapsicológico en el superyo y sus aspectos protectores. Freud lo dice claramente: Instancia resistente, repelente, represora, cultivo puro de pulsión de muerte, se enfrenta al yo como un imperio a una colonia; dice cosas durísimas, y sin embargo ¿por qué se sostienen los aspectos protectores? Porque el superyo es funcional a una sociedad de clases, porque además el superyo no es la tercera instancia, es la única instancia, captura al yo que ya capturó al ello, esto lo dice Freud con la frase el superyo hunde sus raíces en el ello y que el superyo saca su energía de la libido; es libido vuelta contra si mismo. Hay un aforismo que me gusta que dice: todos los caminos conducen a Roma, hay que destruir Roma. Entonces el baluarte teórico y político del superyo en el campo del psicoanálisis hay que demolerlo. Mientras halla superyo va a haber culpa, mandatos, prohibición de pensar o pensar en ciertos parámetros; y el sujeto va oscilar entre el sometimiento y el abuso, y no se va a mover de esa posición.
Si se acepta que el Superyo tiene aspectos protectores, pero los peores, ¿cómo pensar metapsicologicamente aspectos protectores diferentes a los superyoicos?
Bueno lo que Freud describe como aspectos protectores es lo que llama pulsiones de autoconservación, y que no ingenuamente en el artículo sobre la ceguera histérica describe algo que generalmente se deja de lado, que las pulsiones del yo son las de autoconservación y la defensa, y opone pulsiones del yo a pulsiones sexuales; o sea que Freud describe muy tempranamente esa función de autoconservación, de protección en el yo. Después queda expropiada y es el superyo. Como si una comunidad, por ejemplo, potabiliza el agua, y de pronto viene el estado y toma a la empresa, le pone la bandera y dice, nosotros potabilizamos el agua.
Te agradezco la pregunta, porque pienso que este pasaje de pulsiones del yo a función protectora del superyo, es la función de expropiación que hace cualquier estado de los esfuerzos de una comunidad para mejorar su vida. Después resulta que hay un tercer momento donde las funciones protectoras del yo son apenas posibles de ver, casi no existen, por ejemplo como un estado que abandona, el superyo te abandona porque mata, genera enfermedades…lo protegió tanto que lo mató.
Sería el yo que describe Freud en “El yo y el ello”, un yo sometido.
Exactamente, por eso decimos, hablo de nosotros porque ya que hay varios que pensamos así, que “El yo y el ello” es la metapsicología del represor, es un esquema teórico funcional al represor. Pone al yo como ese famosos jinete, medio psicótico, un jinete sin cabeza, alienado, que cree que tiene tres enemigos o tres servidumbres como dice Freud, o relaciones subordinadas según la traducción de Ballesteros, el superyo, la naturaleza y el ello, pero fijate que absurdo que de las tres, hay dos que no veo por qué, de la naturaleza uno viene y el ello es nuestra amiga; el deseo ¿por qué va a ser nuestro enemigo? Pero el Superyo en su versión social-demócrata, dice somos tres los enemigos, tres demonios. Por eso pensamos que esa metapsicología es la del represor, e intentamos con dificultades de todo tipo, la metapsicología del oprimido. El seminario que hacemos este año en Mate Amargo, tiene como subtítulo “Crónicas del oprimido”, en el sentido de plantear una metapsicología donde sea los modos yoicos y los modos superyoicos las dos clases que luchan, con predominios distintos, donde hay la posibilidad de un antagonismo de clases que da paso a algunas cuestiones dialécticas de superaciones o no. Pero esta idea de la trinidad yo, ello y superyo, con un yo como jinete sin cabeza, me parece funcional a la cultura represora.
Es interesante plantear que el superyo tiene una raíz judío-cristiana importante donde no se discrimina culpa de remordimiento. Freud plantea esto claramente, si vos le haces daño a alguien no hay por qué sentir culpa, se siente remordimiento. El remordimiento abre a la reparación, lleva a hacer algo con el daño, lleva a la responsabilidad. La culpa lleva a la repetición y lleva al castigo. Cuando hay castigo es porque hay culpa. Por ejemplo la doctrina Blumberg, es superyoica, cree que castigando se impide el delito. Freud dice que la alianza fraterna sintió remordimientos cuando mata al protopadre, pero el remordimiento no es culpa, el origen del remordimiento no es superyoico, el remordimiento es hijo de la ambivalencia. La culpa es previa al acto, la culpa paraliza, por eso dice Freud, en ese maravilloso artículo, “Los que fracasan al triunfar” y “Los que delinquen por sentimiento de culpa”, que la culpa, es decir el superyo, castiga más al santo que al pecador. Entonces el funcionamiento de la culpa es antisocial, es totalmente irracional y sin embargo queda casi como un regulador social. A mi me han dicho distinguidos colegas que lo que yo digo es que cada uno haga lo que quiera, y que eso sería un desastre. ¿Qué, ahora está todo bien?...esa idea de que si todo el mundo hace lo que quiere va a querer algo malo. Creo que ahí se enfrentan el modelo moderno de la libertad que dice que la libertad de uno empieza donde comienza la libertad de los demás, eso es superyoico. Lo yoico es que mi libertad se prolonga en la libertad de los demás. La famosa frase de Rosa de Luxemburgo “La libertad de los demás prolonga la mía hasta el infinito”. No es lo mismo pensar que mi libertad termina donde empieza la del otro, que pensar que mi libertad empieza donde empieza la del otro. Es decir que si el otro no es libre, yo no soy libre. La manera de pensar superyoica te lleva al ordenamiento, lo disciplinar, la sociedades de control, al modo de prohibido pisar el césped, no escupir en el suelo, lo que no hace mas que convocar a una manada de guanacos a escupir el suelo. Ya Freud lo dice claramente que no se prohíbe sino aquello que se desea. Tendríamos que preguntarnos ¿por qué se desea pisar el césped?, ¿por qué no hay pulsión de autoconservación del césped?
Parecen tonterías, pero Estados Unidos, el gran superyo del mundo no ratifica los protocolos de Kyoto, ¿por qué? Porque ellos si pueden pisar el césped, entonces no es prohibido pisar el césped, es ¡vos no lo podés pisar!, yo sí. Bueno… césped, digamos recursos naturales, después viene el calentamiento global y todo lo demás.
La mirada del psicoanálisis implicado no es ¡pisemos el césped!, pero intenta salir de la ingenuidad de pensar que ese cartel es para todos, es un cartel de clases que dice: yo lo piso, vos no. Que es un poco, lo que Freud dice del mandamiento edípico, vos no podes tener relaciones sexuales con tu mamá, y yo si, o mejor dicho vos con ninguna mujer y yo con todas. Por eso sostenemos que el tabú no es del incesto sino del deseo. El superyo consagra el tabú del deseo. Un mundo sin deseo o con esa forma grotesca del deseo que es la manía, que es el deseo obligatorio. Si hay fiesta o carnaval hay que alegrase, al modo de alegría por mandato. Que tiene que ver eso con un sujeto armónico y feliz…¡nada!
Hay indicadores claros de lo mal que funcionan los aspectos protectores del superyo, como los suicidios, las enfermedades psicosomáticas, la autoagresión, consumo de drogas, accidentes, violencia familiar, violencia sexual, violencia laboral, estados que consagran la tortura, la justicia que defiende abusadores, indultos, eso es el superyo.
…todo alejado de la autoconsevación
Claro…Ahora bien si uno acepta todo eso para ser protegido bueno…hay una frase de León Rozitchner que dice: “los que buscan el placer sin dolor, encuentran el dolor sin placer”…vos pactas con el diablo como Fausto, y el diablo te protege, pero finalmente viene y te cobra la factura. En un trabajo del tercer libro, “El paciente mediocre”, tomando algunas cosas de José Ingenieros, “El hombre mediocre”, digo que el hombre del superyo es el hombre mediocre.
Tomando esta crítica sobre que si no hay superyo esto sería un desastre, pienso que cuando Freud habla de domeñar la pulsión, permite varias interpretaciones, ya que él no habla de aniquilar la pulsión, sino de articularla acorde al yo.
Es muy interesante lo que planteas porque Freud hace una discriminación entre amor de meta inhibida e instinto coartado en su fin, que lo toma en “El malestar en la cultura” cuando habla de la desexualización de la pulsión y habla de San Francisco. El amor de meta inhibida no consuma el fin sexual, pero no reniega de su origen, la ternura. Hace una distinción de la amputación del instinto, que es cuando en el amor de San Francisco está todo desexualizado. La ternura implica cortar la descarga directa, pero sigue siendo erotizado, sigue habiendo un origen sexual, en cambio en el instinto coartado en su fin aparece otra cosa y la pulsión podría ser cualquier cosa, se puede amar a los pájaros, a la naturaleza, a Dios…un amor universal que Freud plantea como un trastorno en la constitución del yo. Como vos decís, llega un momento que la maquinaria superyoica ni siquiera permite la ternura. Pensemos que las grandes organizaciones totalitarias no permiten la ternura. Como decía Ricardo (Silva) de Wilhelm Reich, el paradigma de toda represión es represión sexual, y cuando ella está presente, o hay descarga directa o hay agresión, no hay espacio para la ternura. La ternura sería la inhibición de la meta pero no represión de la pulsión. Son dos destinos completamente distintos.
¿Cómo sería el regulador de una subjetividad sin superyo?
El regulador sería el yo, los modos yoicos de constitución de la subjetividad, estaría esto vinculado con lo que postulo como represión erótica, que es a instancia del ideal, que Freud lo trabaja en “Introducción al narcisismo”, son todos los artículos previos a la segunda tópica, donde Freud dice: “la formación del ideal es por parte del yo la condición de la represión”, entonces la represión erótica es del yo y tiene que ver con el ideal, por ejemplo, la tarea como organizadora es represión erótica, el ideal es la tarea, porque vos vas hacia algo y es represión porque es un control erótico del impulso.
El ideal del yo no es lo mismo que el ideal del superyo, ya que en la represión tanática lo que se busca es sometimiento. El superyo construye “Baluartes”, que es un término de Bleger, al que podemos llamar dogma, burocratización, paradigma, un “Baluarte” no tolera las anomalías que genera, es más importante la causa que el sujeto. La represión es necesaria, pero ese no es el problema, el tema es si es erótica o es tanática, si está al servicio de la tarea o de los intereses supremos de la empresa.
Yo cito como referente clínico del concepto de ideal del superyo a un paciente mío que hizo un gran cambio cuando entró a trabajar en la IBM, y ahí aprendí cómo en esas empresas se construye subjetividad, al modo del jinete sin cabeza, de subjetividad del sometido, el paciente tenía a toda la empresa encima, hasta con lenguaje de órgano. A partir de pacientes así, años después me di cuenta que la cultura represora implica beneficio primario para el victimario y beneficio secundario para la victima, el beneficio secundario conceptualizado por Freud es lo que sostiene la cultura represora. Un ejemplo lo tenemos en el 2001, la perdida fue del beneficio secundario, y vemos como años después, si bien juzgamos a los represores, la sociedad, la gente, el pueblo, indultó al sistema financiero, hoy hay una mayor bancarización que en aquella época.
Fijate cómo es la subjetividad, el otro día voy a un supermercado, voy a pagar y me dicen que hay un 15% de descuento con tarjeta de débito pero no si pagaba en efectivo, esto marca que Cavallo ganó. La bancarización es el triunfo de la gran masa artificial del sistema financiero ante el cual hemos vuelto a estar sometidos pero con una sonrisa. Sonreír ante el represor es estar sometido, pero cuando lo enfrentas estás abusado, pero por lo menos la peleas. Por eso pienso que la generación del setenta no fracasó, sino que fue derrotada. El fracaso es superyoico, la derrota es yoica. Si pensamos en el deporte, uno puede ser derrotado y a veces fracasar cuando se juega peor de lo que se puede jugar. Lo que se llama en el tenis el error no forzado es un fracaso, ahora el error forzado por el otro es una derrota, dolorosa tal vez, pero que vas ser. Gaudio es el mejor ejemplo del imperio del superyo.
Discriminar derrota de fracaso es fundamental porque sino crees en la omnipotencia del deseo. El deseo es potente, el que se presenta como omnipotente es el superyo, al modo de “Dios es mi pastor, nada te faltará”; si fuera “Dios es mi pastor, tendrás muchas cosas”, sería distinto.
Cómo decía antes, desmontar el beneficio secundario del sistema represor no es fácil. Freud decía que el paciente consulta cuando se le cae el beneficio secundario, no el primario, y busca en la transferencia recuperar ese beneficio secundario, por eso la reacción terapéutica negativa cuando se mete con cosas que no tiene el menor interés en conocer, en saber que las tiene.
Recapitulando, represión sí, pero erótica. Ahora, en “El yo y el ello”, Freud prácticamente hace que el superyo condense todas las funciones, son los superpoderes. Que no es súper, esa denominación también es muy encubridora, uno piensa en súper como algo mejor, pero en realidad frente al superyo el yo es un miserable, pero para mi ante una trinidad encubridora, ni la naturaleza natural, ni la naturaleza cultural que es el deseo son enemigos del yo.
¿Freud no está describiendo ahí la subjetividad que genera esta cultura?
Yo creo que si, pero eso hay que hacérselo decir, Freud en ese sentido no es tajante. Por ejemplo en “Psicología de las masas…” toma a Le Bon y no precisa que Lebon es un teórico del fascismo. Por eso digo que cada uno tiene al Freud que se merece, yo estoy de acuerdo con lo que vos decís, pero en ese sentido Freud no es tajante, sobretodo porque él no hace descripciones, sino que construye una metapsicología que, como el Edipo, tiene un cierto sabor de universalidad y alguien puede decir que no hay subjetividad sin superyo.
Podríamos preguntarnos como era el psicoanálisis antes de 1923, antes del yo y el ello
Si, pero Freud mismo dice los antecedentes del superyo, en una nota a pie de página en el capitulo siete de “La interpretación de los sueños” el ya dice que esto es un anuncio de lo que va a ser el superyo. En “Duelo y melancolía” lo define como cultivo puro de pulsión de muerte, hay claros antecedentes del superyo antes de que escriba “El yo y el ello”. Aquí es importante relacionar, lo que Rodrigué cita en la biografía, que es la teoría paralela a la institucionalización del psicoanálisis. Lo que termina siendo el aspecto superyoico del psicoanálisis es la Internacional Psicoanalítica, que termina en el Tercer Reich, cuando Freud dice hay que sacar a todos los psicoanalistas judíos, donde queda claro que elige al superyo.
El psicoanálisis arma su propia masa artificial, la expulsión de Adler, de Reich, el suicidio de Victor Tausk, hay marcas superyoicas en Freud desde el concepto de envidia del pene para adelante.
Por eso yo digo que cada uno tiene al Freud que se merece, porque cuando uno piensa en determinada línea, hace un análisis de su propia implicación. Cada uno va a tomar el pensamiento Freudiano para dar cuenta de su implicación teórica y política, por eso para el psicoanálisis implicado la condición de cooperativista durante veinte años de trabajo es absolutamente inmanente, ya que a partir de la afinidad con cierta gente, luego se crea teoría.
¿Que lugar tiene la potencia liberadora del odio como forma de enfrentar a la cultura represora?
El odio está prohibido en la cultura represora, y reivindicar el odio es la consecuencia de no querer amar al enemigo. El mandato de amar al enemigo es una manera de anestesiar el odio. ¿Por qué es un mandato? Porque al enemigo se lo odia, lo dice la Marsellesa o nuestro propio himno nacional, el cual es un himno coartado en su fin. Lo que moviliza a la defensa es el odio al enemigo, para Freud el odio es hijo de la injuria a la autoconservación, es un circuito no libidinal, por eso él dice que el odio es previo al amor, si uno sabe odiar al enemigo aprende a amar a los amigos.
La capacidad del yo de identificar al enemigo - aquel que ataca tu propia autoconservación tanto individual, social o los propios vínculos - es el pensamiento crítico que permite discriminar qué ataca tu vida y qué beneficia tu vida - tu vida libidinal - y permite enfrentar el ataque, permite la fuerza para la defensa. El deseo tiene que pedir ayuda al odio para enfrentar a los delirios superyoicos de la humanidad. La cultura represora propone la indiferencia, es decir anestesiar el odio.
Sería el odio asociado no a una agresividad destructiva, sino a una agresividad que permita sostener el deseo
Pienso ahora que la propuesta sería odio mas deseo, igual liberación. Hablar del tema del odio es revelador porque yo también tengo anestesiado mi odio. Creo que hay que discriminar odio de rencor, porque el rencor es la agresividad producto de la frustración libidinal, como dice el tango “rencor tengo miedo que seas amor”, ahí el rencor es una trampa, porque lo que consume es el rencor, el resentimiento. El odio no es una frustración libidinal, como dije antes, Freud lo define como la reacción primaria ante la injuria de la autoconservación. Por ejemplo, si yo veo que una empresa contamina el agua potable y tengo un hijo con plomo en la sangre por el agua contaminada, si no odio a esa empresa estoy muy enfermo.
¿Qué hago con el odio? Trato de acumular fuerzas. Hay depredadores terribles, las empresas mineras que se llevan millones de litros de agua dejando zonas desérticas en el sur, si no odias a este sistema depredador que no puede parar ¿cómo haces para enfrentarlo?
Ahora bien, la cultura represora prohíbe el odio pero lo promueve, ya que enseña a odiar al otro, al diferente, es una cultura que prohíbe el odio y fomenta el nazismo, prohíbe el odio y tolera la masacre del pueblo palestino.
¿Estaría prohibido odiar al enemigo en la medida de que algunos quedan por fuera de esa prohibición?
Exactamente, la cultura represora también crea enemigos artificiales, yo no creo que el pueblo de Israel y el pueblo palestino sean enemigos. Esta cultura represora promueve el odio pero lo direcciona, el racismo, la xenofobia…el odio en primer plano, ahora si uno dice que odia, ¡no!
Por supuesto que hay situaciones virtuales como el juego donde vos no tenés que odiar, es la diferencia entre rivalidad y competencia, el odio es la rivalidad. El tema no es si hay odio o no, el tema es hacia quien se dirige.
Desde el psicoanálisis implicado no proponemos el odio, lo reconocemos como una necesidad para enfrentar al enemigo, la cultura represora también, la diferencia es que los enemigos de la cultura represora no son nuestros enemigos, ese cambio es el análisis de la implicación, uno desde su lugar de clase discrimina cual es el enemigo.
Yo creo firmemente que el psicoanálisis implicado ilumina un camino, también creo que yo no lo he recorrido, pero hay muchas cosas para pensar y creo que todas pueden ser pensadas.
¿Cómo podría presentar al Psicoanálisis Implicado? Su origen y recorrido
El Psicoanálisis Implicado aparece en una polaridad teórica y política con el Psicoanálisis aplicado, entendiendo a este último como un reduccionismo donde la construcción teórica de Freud quedó reducida a una intervención clínica para la patología individual. Esta restricción del campo del psicoanálisis a una intervención puntual sobre el sujeto individual no es casual, es una manera de restringir los efectos políticos, subversivos del psicoanálisis para quedar acotado como una herramienta mas del conocimiento pero no de la transformación de la sociedad. Dentro de la concepción del psicoanálisis aplicado el sujeto social no aparece, aparece un sujeto desligado de lo social y ese desligamiento es lo que se llama neutralidad . El concepto de neutralidad solo se lo puede entender desde esta especie de reduccionismo, casi como un escotoma. Cuando Freud habla de los escotomas del analista, el psicoanálisis aplicado consagra el escotoma político social. No es que de eso no se habla, se habla, pero no se lo piensa, se lo menciona, porque lo social existe, pero no hay una correlación entre los social y construcción de la subjetividad, entonces se puede hablar de cuestiones sociales o de las cuestiones de genero pero no de lucha de clases. Como que en la construcción de la subjetividad no tuviera nada que ver la lucha de clases. Bueno una de nuestras afirmaciones es justamente esa: que la construcción de la subjetividad la pensamos como decantado identificatorio de la lucha de clases. El psicoanálisis aplicado, lo que Castel denomina “Psicoanalismo”, como mucha mas fuerza, es una faceta mas de esa oposición individuo – sociedad, esa vieja polaridad donde el individuo es una cosa, la sociedad otra y se articula. Por ejemplo, nuestra idea de no separar masas artificiales y Superyo, decimos que el superyo es la organización subjetiva del patriarcado, y el patriarcado es la masa artificial hecha familia, por así decirlo, entonces hablar de un superyo en su concepción artificiales es hablar de masas artificiales. Ahora bien si no queremos hablar de masas artificiales, de la iglesia, del ejercito, del estado, de la familia, el trabajo asalariado, la universidad, las corporaciones de profesionales, etc., entonces hacemos terapia individual y por supuesto no hablaremos de eso porque tenemos a un sujeto individual. Creo que los cambios teóricos vienen de innovaciones técnicas y la terapia de pareja, de grupo e institucional abre otras referencias teóricas. Lo lamentable es que muchos psicoanalistas que abrieron esos campos se van del campo teórico del psicoanálisis, en un momento lo abandonan, el caso mas importante es Gregorio Baremblitt. También podríamos poner a Pichón Riviere como uno de ellos, siendo fundador de la APA, finalmente es conocido y desconocido al mismo tiempo por sus aportes a la Psicología Social, de hecho no es casualidad que en el psicoanálisis implicado la psicología social tenga, no solo consonancia teórica y política, sino que hay muchas de las personas que trabajan el psicoanálisis implicado son psicólogos sociales, o docentes en psicología social.
Hay un trabajo mió, inédito, presentado en la AEAPG, que se llama “Irse con Freud”, no era un volver a Freud, sino era un irse con Freud, me iba pero no solo, porque mucha gente se ha ido pero sin Freud. Como si Freud fuera inclusive para los psicoanalistas solamente para ciertas cosas, Yo creo que hay conceptos freudianos de extraordinaria importancia, pero que han sido tomados por el psicoanálisis aplicado, por ejemplo el Freud social, que sería la aplicación del psicoanálisis a lo social, creo que ahí te empantanas para siempre, yo creo que el Freud social del “Moisés y el Monoteísmo”, es una verdadera Metapsicología, al igual que “El malestar en la Cultura” es un artículo metapsicologico al mismo nivel que “Los Instintos y sus destinos”. Además Freud tiene un trabajo “La doble moral sexual cultural”, que es una análisis político y social de la sociedad victoriana que lo escribe muy tempranamente, antes de “Mas allá del principio del placer”. Entonces esa división que se hizo después entre un psicoanálisis, un psicoanálisis aplicado y otro social, esa trinidad que inventaron las organizaciones psicoanalíticas, en Freud nunca existió, lo cita en “Psicología de las Masas” cuando dice que toda psicología es psicología social, algo que se cita mucho y se sigue poco. Es decir que hay una trinidad reaccionaria de compartimentos del psicoanálisis que en Freud no estuvo, aunque en muchos de sus seguidores sí. En ese sentido el psicoanálisis implicado es tan Freudiano como otras lecturas, yo digo por ahí que cada uno tiene al Freud que se merece.
Nosotros vamos construyendo conceptos como el del “ideal del superyo”, por ejemplo, aceptado por la Escuela Argentina de Psicoterapia como un concepto original o el de “sexualidad represora”, o “ternura primaria”, que son concepto que dan cuenta de un psicoanálisis donde lo social no es un campo de aplicación sino un campo de construcción del sujeto y esto es Freud. Cuando él dice que el superyo es la disolución del complejo de Edipo, y el complejo de Edipo es la trama familiar pero social, nos está diciendo que estamos construidos por la misma sociedad, desde ahí luego la interpelamos, en el mejor de los casos.
Ahora, las consecuencias de la intervención que hacemos - yo vengo de dar varias clases de capacitación a docentes en Neuquén, Gral. Roca y demás, trabajando el concepto de sexualidad represora con docentes de escuela primaria - son impactantes, muchas de las docentes mujeres trabajaban en sus monografías cuestiones personales, es decir que cuando se empieza a trabajar estos escotomas se iluminan áreas que habitualmente están silenciadas.
La gran oscuridad es la culpa, por ejemplo decimos la frase que: donde hubo yo, ello ha de advenir, con la cual planteamos la recuperación de la potencia instituyente del deseo que ha estado capturada por la culpa, por los aspectos protectores del superyo, que yo digo que existen pero que son los peores, porque por un lado te protegen algo, pero al mismo tiempo te revientan todo lo demás, es como el estado benefactor, el estado que contiene, etc., pero que es un estado que busca exclusivamente tapar la lucha social. Bueno eso tiene un correlato metapsicológico en el superyo y sus aspectos protectores. Freud lo dice claramente: Instancia resistente, repelente, represora, cultivo puro de pulsión de muerte, se enfrenta al yo como un imperio a una colonia; dice cosas durísimas, y sin embargo ¿por qué se sostienen los aspectos protectores? Porque el superyo es funcional a una sociedad de clases, porque además el superyo no es la tercera instancia, es la única instancia, captura al yo que ya capturó al ello, esto lo dice Freud con la frase el superyo hunde sus raíces en el ello y que el superyo saca su energía de la libido; es libido vuelta contra si mismo. Hay un aforismo que me gusta que dice: todos los caminos conducen a Roma, hay que destruir Roma. Entonces el baluarte teórico y político del superyo en el campo del psicoanálisis hay que demolerlo. Mientras halla superyo va a haber culpa, mandatos, prohibición de pensar o pensar en ciertos parámetros; y el sujeto va oscilar entre el sometimiento y el abuso, y no se va a mover de esa posición.
Si se acepta que el Superyo tiene aspectos protectores, pero los peores, ¿cómo pensar metapsicologicamente aspectos protectores diferentes a los superyoicos?
Bueno lo que Freud describe como aspectos protectores es lo que llama pulsiones de autoconservación, y que no ingenuamente en el artículo sobre la ceguera histérica describe algo que generalmente se deja de lado, que las pulsiones del yo son las de autoconservación y la defensa, y opone pulsiones del yo a pulsiones sexuales; o sea que Freud describe muy tempranamente esa función de autoconservación, de protección en el yo. Después queda expropiada y es el superyo. Como si una comunidad, por ejemplo, potabiliza el agua, y de pronto viene el estado y toma a la empresa, le pone la bandera y dice, nosotros potabilizamos el agua.
Te agradezco la pregunta, porque pienso que este pasaje de pulsiones del yo a función protectora del superyo, es la función de expropiación que hace cualquier estado de los esfuerzos de una comunidad para mejorar su vida. Después resulta que hay un tercer momento donde las funciones protectoras del yo son apenas posibles de ver, casi no existen, por ejemplo como un estado que abandona, el superyo te abandona porque mata, genera enfermedades…lo protegió tanto que lo mató.
Sería el yo que describe Freud en “El yo y el ello”, un yo sometido.
Exactamente, por eso decimos, hablo de nosotros porque ya que hay varios que pensamos así, que “El yo y el ello” es la metapsicología del represor, es un esquema teórico funcional al represor. Pone al yo como ese famosos jinete, medio psicótico, un jinete sin cabeza, alienado, que cree que tiene tres enemigos o tres servidumbres como dice Freud, o relaciones subordinadas según la traducción de Ballesteros, el superyo, la naturaleza y el ello, pero fijate que absurdo que de las tres, hay dos que no veo por qué, de la naturaleza uno viene y el ello es nuestra amiga; el deseo ¿por qué va a ser nuestro enemigo? Pero el Superyo en su versión social-demócrata, dice somos tres los enemigos, tres demonios. Por eso pensamos que esa metapsicología es la del represor, e intentamos con dificultades de todo tipo, la metapsicología del oprimido. El seminario que hacemos este año en Mate Amargo, tiene como subtítulo “Crónicas del oprimido”, en el sentido de plantear una metapsicología donde sea los modos yoicos y los modos superyoicos las dos clases que luchan, con predominios distintos, donde hay la posibilidad de un antagonismo de clases que da paso a algunas cuestiones dialécticas de superaciones o no. Pero esta idea de la trinidad yo, ello y superyo, con un yo como jinete sin cabeza, me parece funcional a la cultura represora.
Es interesante plantear que el superyo tiene una raíz judío-cristiana importante donde no se discrimina culpa de remordimiento. Freud plantea esto claramente, si vos le haces daño a alguien no hay por qué sentir culpa, se siente remordimiento. El remordimiento abre a la reparación, lleva a hacer algo con el daño, lleva a la responsabilidad. La culpa lleva a la repetición y lleva al castigo. Cuando hay castigo es porque hay culpa. Por ejemplo la doctrina Blumberg, es superyoica, cree que castigando se impide el delito. Freud dice que la alianza fraterna sintió remordimientos cuando mata al protopadre, pero el remordimiento no es culpa, el origen del remordimiento no es superyoico, el remordimiento es hijo de la ambivalencia. La culpa es previa al acto, la culpa paraliza, por eso dice Freud, en ese maravilloso artículo, “Los que fracasan al triunfar” y “Los que delinquen por sentimiento de culpa”, que la culpa, es decir el superyo, castiga más al santo que al pecador. Entonces el funcionamiento de la culpa es antisocial, es totalmente irracional y sin embargo queda casi como un regulador social. A mi me han dicho distinguidos colegas que lo que yo digo es que cada uno haga lo que quiera, y que eso sería un desastre. ¿Qué, ahora está todo bien?...esa idea de que si todo el mundo hace lo que quiere va a querer algo malo. Creo que ahí se enfrentan el modelo moderno de la libertad que dice que la libertad de uno empieza donde comienza la libertad de los demás, eso es superyoico. Lo yoico es que mi libertad se prolonga en la libertad de los demás. La famosa frase de Rosa de Luxemburgo “La libertad de los demás prolonga la mía hasta el infinito”. No es lo mismo pensar que mi libertad termina donde empieza la del otro, que pensar que mi libertad empieza donde empieza la del otro. Es decir que si el otro no es libre, yo no soy libre. La manera de pensar superyoica te lleva al ordenamiento, lo disciplinar, la sociedades de control, al modo de prohibido pisar el césped, no escupir en el suelo, lo que no hace mas que convocar a una manada de guanacos a escupir el suelo. Ya Freud lo dice claramente que no se prohíbe sino aquello que se desea. Tendríamos que preguntarnos ¿por qué se desea pisar el césped?, ¿por qué no hay pulsión de autoconservación del césped?
Parecen tonterías, pero Estados Unidos, el gran superyo del mundo no ratifica los protocolos de Kyoto, ¿por qué? Porque ellos si pueden pisar el césped, entonces no es prohibido pisar el césped, es ¡vos no lo podés pisar!, yo sí. Bueno… césped, digamos recursos naturales, después viene el calentamiento global y todo lo demás.
La mirada del psicoanálisis implicado no es ¡pisemos el césped!, pero intenta salir de la ingenuidad de pensar que ese cartel es para todos, es un cartel de clases que dice: yo lo piso, vos no. Que es un poco, lo que Freud dice del mandamiento edípico, vos no podes tener relaciones sexuales con tu mamá, y yo si, o mejor dicho vos con ninguna mujer y yo con todas. Por eso sostenemos que el tabú no es del incesto sino del deseo. El superyo consagra el tabú del deseo. Un mundo sin deseo o con esa forma grotesca del deseo que es la manía, que es el deseo obligatorio. Si hay fiesta o carnaval hay que alegrase, al modo de alegría por mandato. Que tiene que ver eso con un sujeto armónico y feliz…¡nada!
Hay indicadores claros de lo mal que funcionan los aspectos protectores del superyo, como los suicidios, las enfermedades psicosomáticas, la autoagresión, consumo de drogas, accidentes, violencia familiar, violencia sexual, violencia laboral, estados que consagran la tortura, la justicia que defiende abusadores, indultos, eso es el superyo.
…todo alejado de la autoconsevación
Claro…Ahora bien si uno acepta todo eso para ser protegido bueno…hay una frase de León Rozitchner que dice: “los que buscan el placer sin dolor, encuentran el dolor sin placer”…vos pactas con el diablo como Fausto, y el diablo te protege, pero finalmente viene y te cobra la factura. En un trabajo del tercer libro, “El paciente mediocre”, tomando algunas cosas de José Ingenieros, “El hombre mediocre”, digo que el hombre del superyo es el hombre mediocre.
Tomando esta crítica sobre que si no hay superyo esto sería un desastre, pienso que cuando Freud habla de domeñar la pulsión, permite varias interpretaciones, ya que él no habla de aniquilar la pulsión, sino de articularla acorde al yo.
Es muy interesante lo que planteas porque Freud hace una discriminación entre amor de meta inhibida e instinto coartado en su fin, que lo toma en “El malestar en la cultura” cuando habla de la desexualización de la pulsión y habla de San Francisco. El amor de meta inhibida no consuma el fin sexual, pero no reniega de su origen, la ternura. Hace una distinción de la amputación del instinto, que es cuando en el amor de San Francisco está todo desexualizado. La ternura implica cortar la descarga directa, pero sigue siendo erotizado, sigue habiendo un origen sexual, en cambio en el instinto coartado en su fin aparece otra cosa y la pulsión podría ser cualquier cosa, se puede amar a los pájaros, a la naturaleza, a Dios…un amor universal que Freud plantea como un trastorno en la constitución del yo. Como vos decís, llega un momento que la maquinaria superyoica ni siquiera permite la ternura. Pensemos que las grandes organizaciones totalitarias no permiten la ternura. Como decía Ricardo (Silva) de Wilhelm Reich, el paradigma de toda represión es represión sexual, y cuando ella está presente, o hay descarga directa o hay agresión, no hay espacio para la ternura. La ternura sería la inhibición de la meta pero no represión de la pulsión. Son dos destinos completamente distintos.
¿Cómo sería el regulador de una subjetividad sin superyo?
El regulador sería el yo, los modos yoicos de constitución de la subjetividad, estaría esto vinculado con lo que postulo como represión erótica, que es a instancia del ideal, que Freud lo trabaja en “Introducción al narcisismo”, son todos los artículos previos a la segunda tópica, donde Freud dice: “la formación del ideal es por parte del yo la condición de la represión”, entonces la represión erótica es del yo y tiene que ver con el ideal, por ejemplo, la tarea como organizadora es represión erótica, el ideal es la tarea, porque vos vas hacia algo y es represión porque es un control erótico del impulso.
El ideal del yo no es lo mismo que el ideal del superyo, ya que en la represión tanática lo que se busca es sometimiento. El superyo construye “Baluartes”, que es un término de Bleger, al que podemos llamar dogma, burocratización, paradigma, un “Baluarte” no tolera las anomalías que genera, es más importante la causa que el sujeto. La represión es necesaria, pero ese no es el problema, el tema es si es erótica o es tanática, si está al servicio de la tarea o de los intereses supremos de la empresa.
Yo cito como referente clínico del concepto de ideal del superyo a un paciente mío que hizo un gran cambio cuando entró a trabajar en la IBM, y ahí aprendí cómo en esas empresas se construye subjetividad, al modo del jinete sin cabeza, de subjetividad del sometido, el paciente tenía a toda la empresa encima, hasta con lenguaje de órgano. A partir de pacientes así, años después me di cuenta que la cultura represora implica beneficio primario para el victimario y beneficio secundario para la victima, el beneficio secundario conceptualizado por Freud es lo que sostiene la cultura represora. Un ejemplo lo tenemos en el 2001, la perdida fue del beneficio secundario, y vemos como años después, si bien juzgamos a los represores, la sociedad, la gente, el pueblo, indultó al sistema financiero, hoy hay una mayor bancarización que en aquella época.
Fijate cómo es la subjetividad, el otro día voy a un supermercado, voy a pagar y me dicen que hay un 15% de descuento con tarjeta de débito pero no si pagaba en efectivo, esto marca que Cavallo ganó. La bancarización es el triunfo de la gran masa artificial del sistema financiero ante el cual hemos vuelto a estar sometidos pero con una sonrisa. Sonreír ante el represor es estar sometido, pero cuando lo enfrentas estás abusado, pero por lo menos la peleas. Por eso pienso que la generación del setenta no fracasó, sino que fue derrotada. El fracaso es superyoico, la derrota es yoica. Si pensamos en el deporte, uno puede ser derrotado y a veces fracasar cuando se juega peor de lo que se puede jugar. Lo que se llama en el tenis el error no forzado es un fracaso, ahora el error forzado por el otro es una derrota, dolorosa tal vez, pero que vas ser. Gaudio es el mejor ejemplo del imperio del superyo.
Discriminar derrota de fracaso es fundamental porque sino crees en la omnipotencia del deseo. El deseo es potente, el que se presenta como omnipotente es el superyo, al modo de “Dios es mi pastor, nada te faltará”; si fuera “Dios es mi pastor, tendrás muchas cosas”, sería distinto.
Cómo decía antes, desmontar el beneficio secundario del sistema represor no es fácil. Freud decía que el paciente consulta cuando se le cae el beneficio secundario, no el primario, y busca en la transferencia recuperar ese beneficio secundario, por eso la reacción terapéutica negativa cuando se mete con cosas que no tiene el menor interés en conocer, en saber que las tiene.
Recapitulando, represión sí, pero erótica. Ahora, en “El yo y el ello”, Freud prácticamente hace que el superyo condense todas las funciones, son los superpoderes. Que no es súper, esa denominación también es muy encubridora, uno piensa en súper como algo mejor, pero en realidad frente al superyo el yo es un miserable, pero para mi ante una trinidad encubridora, ni la naturaleza natural, ni la naturaleza cultural que es el deseo son enemigos del yo.
¿Freud no está describiendo ahí la subjetividad que genera esta cultura?
Yo creo que si, pero eso hay que hacérselo decir, Freud en ese sentido no es tajante. Por ejemplo en “Psicología de las masas…” toma a Le Bon y no precisa que Lebon es un teórico del fascismo. Por eso digo que cada uno tiene al Freud que se merece, yo estoy de acuerdo con lo que vos decís, pero en ese sentido Freud no es tajante, sobretodo porque él no hace descripciones, sino que construye una metapsicología que, como el Edipo, tiene un cierto sabor de universalidad y alguien puede decir que no hay subjetividad sin superyo.
Podríamos preguntarnos como era el psicoanálisis antes de 1923, antes del yo y el ello
Si, pero Freud mismo dice los antecedentes del superyo, en una nota a pie de página en el capitulo siete de “La interpretación de los sueños” el ya dice que esto es un anuncio de lo que va a ser el superyo. En “Duelo y melancolía” lo define como cultivo puro de pulsión de muerte, hay claros antecedentes del superyo antes de que escriba “El yo y el ello”. Aquí es importante relacionar, lo que Rodrigué cita en la biografía, que es la teoría paralela a la institucionalización del psicoanálisis. Lo que termina siendo el aspecto superyoico del psicoanálisis es la Internacional Psicoanalítica, que termina en el Tercer Reich, cuando Freud dice hay que sacar a todos los psicoanalistas judíos, donde queda claro que elige al superyo.
El psicoanálisis arma su propia masa artificial, la expulsión de Adler, de Reich, el suicidio de Victor Tausk, hay marcas superyoicas en Freud desde el concepto de envidia del pene para adelante.
Por eso yo digo que cada uno tiene al Freud que se merece, porque cuando uno piensa en determinada línea, hace un análisis de su propia implicación. Cada uno va a tomar el pensamiento Freudiano para dar cuenta de su implicación teórica y política, por eso para el psicoanálisis implicado la condición de cooperativista durante veinte años de trabajo es absolutamente inmanente, ya que a partir de la afinidad con cierta gente, luego se crea teoría.
¿Que lugar tiene la potencia liberadora del odio como forma de enfrentar a la cultura represora?
El odio está prohibido en la cultura represora, y reivindicar el odio es la consecuencia de no querer amar al enemigo. El mandato de amar al enemigo es una manera de anestesiar el odio. ¿Por qué es un mandato? Porque al enemigo se lo odia, lo dice la Marsellesa o nuestro propio himno nacional, el cual es un himno coartado en su fin. Lo que moviliza a la defensa es el odio al enemigo, para Freud el odio es hijo de la injuria a la autoconservación, es un circuito no libidinal, por eso él dice que el odio es previo al amor, si uno sabe odiar al enemigo aprende a amar a los amigos.
La capacidad del yo de identificar al enemigo - aquel que ataca tu propia autoconservación tanto individual, social o los propios vínculos - es el pensamiento crítico que permite discriminar qué ataca tu vida y qué beneficia tu vida - tu vida libidinal - y permite enfrentar el ataque, permite la fuerza para la defensa. El deseo tiene que pedir ayuda al odio para enfrentar a los delirios superyoicos de la humanidad. La cultura represora propone la indiferencia, es decir anestesiar el odio.
Sería el odio asociado no a una agresividad destructiva, sino a una agresividad que permita sostener el deseo
Pienso ahora que la propuesta sería odio mas deseo, igual liberación. Hablar del tema del odio es revelador porque yo también tengo anestesiado mi odio. Creo que hay que discriminar odio de rencor, porque el rencor es la agresividad producto de la frustración libidinal, como dice el tango “rencor tengo miedo que seas amor”, ahí el rencor es una trampa, porque lo que consume es el rencor, el resentimiento. El odio no es una frustración libidinal, como dije antes, Freud lo define como la reacción primaria ante la injuria de la autoconservación. Por ejemplo, si yo veo que una empresa contamina el agua potable y tengo un hijo con plomo en la sangre por el agua contaminada, si no odio a esa empresa estoy muy enfermo.
¿Qué hago con el odio? Trato de acumular fuerzas. Hay depredadores terribles, las empresas mineras que se llevan millones de litros de agua dejando zonas desérticas en el sur, si no odias a este sistema depredador que no puede parar ¿cómo haces para enfrentarlo?
Ahora bien, la cultura represora prohíbe el odio pero lo promueve, ya que enseña a odiar al otro, al diferente, es una cultura que prohíbe el odio y fomenta el nazismo, prohíbe el odio y tolera la masacre del pueblo palestino.
¿Estaría prohibido odiar al enemigo en la medida de que algunos quedan por fuera de esa prohibición?
Exactamente, la cultura represora también crea enemigos artificiales, yo no creo que el pueblo de Israel y el pueblo palestino sean enemigos. Esta cultura represora promueve el odio pero lo direcciona, el racismo, la xenofobia…el odio en primer plano, ahora si uno dice que odia, ¡no!
Por supuesto que hay situaciones virtuales como el juego donde vos no tenés que odiar, es la diferencia entre rivalidad y competencia, el odio es la rivalidad. El tema no es si hay odio o no, el tema es hacia quien se dirige.
Desde el psicoanálisis implicado no proponemos el odio, lo reconocemos como una necesidad para enfrentar al enemigo, la cultura represora también, la diferencia es que los enemigos de la cultura represora no son nuestros enemigos, ese cambio es el análisis de la implicación, uno desde su lugar de clase discrimina cual es el enemigo.
Yo creo firmemente que el psicoanálisis implicado ilumina un camino, también creo que yo no lo he recorrido, pero hay muchas cosas para pensar y creo que todas pueden ser pensadas.
Etiquetas:
Alfredo Grande,
Artículos de Interés
sábado, 23 de septiembre de 2006
Crónicas del Oprimido: Sufrimientos y Alegrías del Devenir Institucional
Seminario de Psicoanálisis Implicado Mar del Plata 2006
Jornada Lanzamiento : Sufrimientos y Alegrías del Devenir Grupal
Sábado 23 de septiembre
14 a 20 hs
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
H. Irigoyen 1541
Cronograma:
14 hs Grupo Arte Colectivo: intervención urbana en San Martíin y San Luis ( Catedral ). Trae una remera para estampar !!!
15 hs Grupo de Estudio sobre los Aportes de Pichon Riviere a la Psicología General: lectura de trabajos.
16:30 hs Música Popular a cargo de Ricardo Arraigada (cantautor marplatense)
17 hs Mesa de debate: Dr. Alfredo Grande, Lic. María Casariego, Lic. Oscar Mongiano, Lic. Silvia de Urquía y Prof. Antonio Mónaco.
19 hs Grupo La Impermanente: Compañía Autogestionaria de Teatro Espontáneo
La actividad es totalmente gratuita
Informes: psicoanálisisimplicadomdp@gmail.com
FM De la Azotea 88.7 - Salta 1671 - Tel 4736439
Convoca y organiza: Seminario Marplatense de Psicoanálisis Implicado
Sábado 23 de septiembre
14 a 20 hs
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
H. Irigoyen 1541
Cronograma:
14 hs Grupo Arte Colectivo: intervención urbana en San Martíin y San Luis ( Catedral ). Trae una remera para estampar !!!
15 hs Grupo de Estudio sobre los Aportes de Pichon Riviere a la Psicología General: lectura de trabajos.
16:30 hs Música Popular a cargo de Ricardo Arraigada (cantautor marplatense)
17 hs Mesa de debate: Dr. Alfredo Grande, Lic. María Casariego, Lic. Oscar Mongiano, Lic. Silvia de Urquía y Prof. Antonio Mónaco.
19 hs Grupo La Impermanente: Compañía Autogestionaria de Teatro Espontáneo
La actividad es totalmente gratuita
Informes: psicoanálisisimplicadomdp@gmail.com
FM De la Azotea 88.7 - Salta 1671 - Tel 4736439
Convoca y organiza: Seminario Marplatense de Psicoanálisis Implicado
Auspician e invitan:
ATICO. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Bs. As.
ALETHIA. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Mar del Plata
FM De la Azotea 88.7. Gestión y Producción de Comunicación Participativa
Agrup. Nuevos Horizontes (Fac. Psicología UNMdP)
Agrup. Utopía Latinoamericana (Fac. Cs de la Salud y S. Social UNMdP)
La Impermanente. Compañía Autogestionaria de Teatro Espontáneo
Grupo Arte Colectivo
Cooperativa de Seguros Rivadavia
ATICO. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Bs. As.
ALETHIA. Cooperativa de trabajo en Salud Mental. Mar del Plata
FM De la Azotea 88.7. Gestión y Producción de Comunicación Participativa
Agrup. Nuevos Horizontes (Fac. Psicología UNMdP)
Agrup. Utopía Latinoamericana (Fac. Cs de la Salud y S. Social UNMdP)
La Impermanente. Compañía Autogestionaria de Teatro Espontáneo
Grupo Arte Colectivo
Cooperativa de Seguros Rivadavia
Etiquetas:
Actividades,
Seminarios
lunes, 18 de septiembre de 2006
Historia del Psicoanálisis Implicado en Mar del Plata.
por Ricardo Silva
En abril de 2003, el Centro Cooperativo de Salud Mental ALETHIA, organiza, ante su propio autor, la presentación del segundo libro del Dr. Alfredo Grande: “Psicoanálisis Implicado: la marca social en la clínica actual”. A raíz del suceso que esta actividad provocó, sumada a sus intervenciones en el programa radial “Tejedor de Redes”, conducido por el Lic. Gabriel García de Andreis, se generó en distintos círculos del ámbito de la salud y de la educación de Mar del Plata, un vivo interés por la realización de un seminario alrededor de las ideas expuestas por Grande, desde el Psicoanálisis Implicado.
Así es que, sobre la base de los cursos dados por Alfredo Grande entre 2000 y 2002 en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, en la sede del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, ALETHIA vuelve a organizar un seminario de extensión. El mismo tuvo una duración de ocho encuentros, se realizó entre agosto y noviembre de 2003, y constituyó una importantísima experiencia, donde psicólogos, médicos, asistentes sociales, terapistas ocupacionales, docentes, operadores en psicología social, artistas, militantes de asambleas barriales, de organismos de derechos humanos, cooperativistas y estudiantes, pudieron intercambiar ideas y experiencias, a partir del intento de develar los mecanismos inconcientes de que se vale la cultura represora para impedir la transformación social.
La magnitud de este seminario quedó testimoniada en el siguiente libro de Alfredo Grande: “Psicoanálisis Implicado 3: del Diván al Piquete”, que fue presentado en el Día Internacional de la Cooperación, el sábado 3 de Julio de 2004, ante un Instituto Movilizador absolutamente colmado.
A partir de estas experiencias, El Dr. Grande vuelve a ser invitado una y otra vez a Mar del Plata, ya sea a las “Jornadas de Castigo” en la Facultad de Derecho; al Centro de Día “Casa Abierta” para dar una conferencia sobre “Subjetividad y Consumismo”; o a la Facultad de Psicología para exponer sobre “El analizador Matrix y los modos superyoicos de producción de subjetividad”.
Los días 26 y 27 de Noviembre de ese mismo año, se realizó en la sede de la cooperativa ALETHIA un curso intensivo de dos días, denominado: “Del Psicoanalismo al Psicoanálisis Implicado”, que preparó el clíma para el “Primer Encuentro Regional de Psicoanálisis Implicado Buenos Aires-Mar del Plata 2004” , realizado en la Biblioteca Popular Juventud Moderna, los días 17 y 18 de Diciembre (con la organización de las cooperativas ÁTICO y ALETHIA). Este evento constituyó una valiosísimo intercambio, tanto en el nivel de la praxis, como en el teórico-conceptual. Participaron invitados de envergadura, como la Lic. Carmen Rodríguez Salgado (Titular de Psicología Clínica y Decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata), la Dra Vivian Bird (Gestora del Seminario Permanente de Derechos Humanos de la Facultad de Psicología de Mar del Plata y ex integrante del equipo de Atención Psicológica de Madres de Plaza de Mayo), las Lics. María Casariego (Docente de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados), Estela Mora (Directora del Centro de Psicopedagogía Social “Nuevos Aires”), Carlos Títolo (Consultor Institucional en Adicciones), la Dra Marta Rennis (Directora de la Escuela de Psicología Social de Mar del Plata y discípula directa del Dr. Enrique Pichon Riviére), el Lic. Jorge Garaventa ( creador de las listas de Internet Ética y Psicología), y muy especialmente Enrique Carpintero y Alejandro Vainer, quienes presentaron por primera vez en nuestra ciudad, el primer tomo de su extraordinario trabajo: “Las Huellas de la Memoria: Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los años ’60 y ‘70”.
En el 2005, el Grupo de La Azotea organiza el seminario: “De la enfermedad a la salud social”, las clases estuvieron a cargo de Alfredo Grande y María Casariego, y en las mismas desfilaron diversos temas de actualidad como el abuso sexual y político, la tragedia de Cromañon, la catástrofe como organizador de la cotidianeidad, pero especialmente la realidad concreta de una ciudad sitiada por la realización de “La Cumbre de las Américas”, y en particular, las consecuencias de la venida a la misma, del Presidente de los EEUU, el criminal George Bush. Se mantuvo el nivel de heterogeneidad de las anteriores cursadas. Las revistas Topía (Buenos Aires) y Contexto Psicológico(Mar del Plata) publican sendos trabajos acerca de la Primer Década del Psicoanálisis Implicado, mientras Alfredo Grande es invitado a participar de la Cátedra Abierta de Latinoamérica, organizada por Movimiento Universitario de Izquierda (MUI), en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
En tan solo tres años, algo más de cien personas han participado de estos cursos. Los mismos han permitido llevar a cabo verdaderas experiencias piloto de intercambio comunitario, donde se ha podido reflexionar acerca de los límites y posibilidades de aprender a vivenciar la construcción de un colectivo autogestivo, sin temer al tránsito por los obstáculos emocionales, que siempre intervienen en estas difíciles, pero muy ricas experiencias grupales. Todos estos participantes, se han venido erigiendo en auténticos multiplicadores de una manera de sentir, pensar y hacer, que se propone como objetivo, abrir grietas en medio de los inmensos icebergs políticos y sujetivos generados por años de dictaduras militares y económicas, recuperar la confianza en el cambio social, poder pensar en conjunto una autocrítica que genere nuevas formas de participación socio-comunitaria, sin por ello perder el sentido de la alegría y el placer en el camino de tan apasionada búsqueda, que Alfredo Grande denominó un éxodo, que no tiene la certeza de una tierra prometida, pero sí la certeza de una apuesta compartida.
En abril de 2003, el Centro Cooperativo de Salud Mental ALETHIA, organiza, ante su propio autor, la presentación del segundo libro del Dr. Alfredo Grande: “Psicoanálisis Implicado: la marca social en la clínica actual”. A raíz del suceso que esta actividad provocó, sumada a sus intervenciones en el programa radial “Tejedor de Redes”, conducido por el Lic. Gabriel García de Andreis, se generó en distintos círculos del ámbito de la salud y de la educación de Mar del Plata, un vivo interés por la realización de un seminario alrededor de las ideas expuestas por Grande, desde el Psicoanálisis Implicado.
Así es que, sobre la base de los cursos dados por Alfredo Grande entre 2000 y 2002 en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, en la sede del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, ALETHIA vuelve a organizar un seminario de extensión. El mismo tuvo una duración de ocho encuentros, se realizó entre agosto y noviembre de 2003, y constituyó una importantísima experiencia, donde psicólogos, médicos, asistentes sociales, terapistas ocupacionales, docentes, operadores en psicología social, artistas, militantes de asambleas barriales, de organismos de derechos humanos, cooperativistas y estudiantes, pudieron intercambiar ideas y experiencias, a partir del intento de develar los mecanismos inconcientes de que se vale la cultura represora para impedir la transformación social.
La magnitud de este seminario quedó testimoniada en el siguiente libro de Alfredo Grande: “Psicoanálisis Implicado 3: del Diván al Piquete”, que fue presentado en el Día Internacional de la Cooperación, el sábado 3 de Julio de 2004, ante un Instituto Movilizador absolutamente colmado.
A partir de estas experiencias, El Dr. Grande vuelve a ser invitado una y otra vez a Mar del Plata, ya sea a las “Jornadas de Castigo” en la Facultad de Derecho; al Centro de Día “Casa Abierta” para dar una conferencia sobre “Subjetividad y Consumismo”; o a la Facultad de Psicología para exponer sobre “El analizador Matrix y los modos superyoicos de producción de subjetividad”.
Los días 26 y 27 de Noviembre de ese mismo año, se realizó en la sede de la cooperativa ALETHIA un curso intensivo de dos días, denominado: “Del Psicoanalismo al Psicoanálisis Implicado”, que preparó el clíma para el “Primer Encuentro Regional de Psicoanálisis Implicado Buenos Aires-Mar del Plata 2004” , realizado en la Biblioteca Popular Juventud Moderna, los días 17 y 18 de Diciembre (con la organización de las cooperativas ÁTICO y ALETHIA). Este evento constituyó una valiosísimo intercambio, tanto en el nivel de la praxis, como en el teórico-conceptual. Participaron invitados de envergadura, como la Lic. Carmen Rodríguez Salgado (Titular de Psicología Clínica y Decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata), la Dra Vivian Bird (Gestora del Seminario Permanente de Derechos Humanos de la Facultad de Psicología de Mar del Plata y ex integrante del equipo de Atención Psicológica de Madres de Plaza de Mayo), las Lics. María Casariego (Docente de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados), Estela Mora (Directora del Centro de Psicopedagogía Social “Nuevos Aires”), Carlos Títolo (Consultor Institucional en Adicciones), la Dra Marta Rennis (Directora de la Escuela de Psicología Social de Mar del Plata y discípula directa del Dr. Enrique Pichon Riviére), el Lic. Jorge Garaventa ( creador de las listas de Internet Ética y Psicología), y muy especialmente Enrique Carpintero y Alejandro Vainer, quienes presentaron por primera vez en nuestra ciudad, el primer tomo de su extraordinario trabajo: “Las Huellas de la Memoria: Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los años ’60 y ‘70”.
En el 2005, el Grupo de La Azotea organiza el seminario: “De la enfermedad a la salud social”, las clases estuvieron a cargo de Alfredo Grande y María Casariego, y en las mismas desfilaron diversos temas de actualidad como el abuso sexual y político, la tragedia de Cromañon, la catástrofe como organizador de la cotidianeidad, pero especialmente la realidad concreta de una ciudad sitiada por la realización de “La Cumbre de las Américas”, y en particular, las consecuencias de la venida a la misma, del Presidente de los EEUU, el criminal George Bush. Se mantuvo el nivel de heterogeneidad de las anteriores cursadas. Las revistas Topía (Buenos Aires) y Contexto Psicológico(Mar del Plata) publican sendos trabajos acerca de la Primer Década del Psicoanálisis Implicado, mientras Alfredo Grande es invitado a participar de la Cátedra Abierta de Latinoamérica, organizada por Movimiento Universitario de Izquierda (MUI), en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
En tan solo tres años, algo más de cien personas han participado de estos cursos. Los mismos han permitido llevar a cabo verdaderas experiencias piloto de intercambio comunitario, donde se ha podido reflexionar acerca de los límites y posibilidades de aprender a vivenciar la construcción de un colectivo autogestivo, sin temer al tránsito por los obstáculos emocionales, que siempre intervienen en estas difíciles, pero muy ricas experiencias grupales. Todos estos participantes, se han venido erigiendo en auténticos multiplicadores de una manera de sentir, pensar y hacer, que se propone como objetivo, abrir grietas en medio de los inmensos icebergs políticos y sujetivos generados por años de dictaduras militares y económicas, recuperar la confianza en el cambio social, poder pensar en conjunto una autocrítica que genere nuevas formas de participación socio-comunitaria, sin por ello perder el sentido de la alegría y el placer en el camino de tan apasionada búsqueda, que Alfredo Grande denominó un éxodo, que no tiene la certeza de una tierra prometida, pero sí la certeza de una apuesta compartida.
Etiquetas:
Artículos de Interés
lunes, 10 de julio de 2006
SEXUALIDAD REPRESORA: del deseo al mandato.
Busco mi destino.
Un dramaturgo me enseñó que la ideología del autor se juega en el desenlace. Es decir: el sentido tiene mas que ver con la llegada que con la partida. Dime como finalizas y te diré quien eres. Lo que quieres. Y para quien trabajas. La autora del arte y la magia de la vida, es la pulsión sexual. El Yo es el coguionista necesario. Partituras, novelas, cuentos, escultura, cuadros, amor, ciencia en su mayor despliegue.. Pero el Yo, en el devenir de la historia, se ha transformado en un torpe jinete. Por lo tanto ha traicionado a su aliada histórica, la sexualidad. La consecuencia es haber entronizado lo único frente a lo diverso, lo siniestro frente a lo maravilloso, la repetición frente a la creación, el sufrimiento frente al placer. Jinete torpe y cruel que al renegar de su origen ha hipotecado para siempre su destino. Si antes el Yo buscaba esperanzado el por venir, podemos decir que ya lo ha encontrado y que está en el peor de los mundos posibles. Ha declamado el Paraíso en el cielo y apenas pudo construir el Infierno en la tierra. La “vuelta contra si mismo” y “la transformación en lo contrario” se han constituido como los mecanismos de defensa hegemónicos. Por lo tanto, la racionalidad de Eros ha sido trastocada. Haciendo pasivo lo activo, es decir convirtiendo la lucha en sometimiento. y construyendo dolor donde antes encontraba placer. Esta colosal operación de dimensión totalizadora, siendo la mas importante, no es la única. Para que pueda seguir la repetición de vínculos suficientemente malos, la subjetividad deberá desmentir los indicadores de los procesos de degradación de todas las formas de la vida, incluyendo la erótica. Subjetivación y subjetividad han dejado de ser tránsito desde lo nuevo, instituyente a lo permanente, instituido. En su lugar ha decantado un instituido burocratizado, una forma rígida, dogmática de ser en el mundo , que denominamos “modos superyoicos de producción de subjetividad”. Sin llegar todavía a la perfección virtual de una matrix, pero sosteniendo hasta el agotamiento, nuevas formas de masas artificiales Al mega-conjunto de masa artificiales algunos la denominan globalización. La exaltación de este modo de producción, las bulas cientificistas sobre el fin de la historia, las diversas jugarretas para sostener la escisión del YO, el cultivo puro de incoherencia, inconsistencia y nula credibilidad , es un logro mortífero de los Ideales del Superyo. Intentaremos la discriminación entre formas de sexualidad, para encontrarnos que si es cierto que hay amores que matan, no es menos cierto que hay sexualidades que reprimen. Y que es otra de las cuestiones que al decir de Freud cuando postula un inconsciente represor, nosotros nunca hubiéramos sospechado. La sospecha es un atributo del Yo del pensamiento crítico. Por el contrario: el Yo de la posmodernidad es el Yo del pensar-miento absolutamente a crítico. Es la racionalidad invertida que finalmente aceptó que no hay mejor lugar para la biblia que estar al lado de un calefón. Aceptación que no implica pasividad, sino una enérgica actividad dirigida a sostener el delirio y aniquilar el deseo. Por supuesto, se lo ataca mientras se proclama que se lo satisface, una y mil veces, para lo cual el consumo de objetos ha transmutado a consumismo: consumir consumo. Las sexualidades que reprimen son aliadas de los “YOES” que someten. De eso se trata el Yo de Realidad Definitivo que Freud describiera, pero señalando que se trata de una realidad definitivamente represora. La cruz invertida aliada con la espada flamígera. No podemos eludir la funesta conclusión: estamos ante un nuevo desenlace. El principio de realidad ya no es garantía histórica del principio de placer. Se terminó la garantía, y estamos con la evidencia plena de tener un producto malo pero que, al igual que los remos de la barca del diablo, no podemos soltar de nuestras manos. Por ende: nuestra conceptualización de una sexualidad represora es una exigencia teórica y un imperativo político. Teórica porque es necesario separar en la tierra los conceptos que las masas artificiales de los instituidos científicos burocratizados fusionaron en los cielos academicistas. Política, porque la necesaria intervención para el cambio del sujeto social histórico nos obliga al permanente aggiornamiento de nuestra caja de herramientas. En analogía al proceso que de lo individual pasó a lo grupal, de lo discursivo a lo psicodramático, de la enseñanza totémica y la asistencia tabú al análisis de la implicación del psicoanalista. Y que cuestionó en su fundamento la noción de neutralidad, como sinérgica con los designios del represor. En la batalla cultural, las palabras son armas. Por eso pensamos que proponer nuevos vinos en odres nuevos es una parte necesaria para no solamente buscar el destino, sino también para impedir la tarea de los que tratan de impedir que lo encontremos.
¿La otra no te gusta?
La madre sabe, pero la idische mame lo sabe todo. Y sabe que en la cultura represora la elección de una camisa no es por el principio del placer. No se elige la camisa que mas agrada, sino la que menos desagrada. Por eso la certeza disfrazada de pregunta, descubre que la otra no le gusta, y nada podrá convencerla que ésta si le gusta. Mas aún: lo mas probable es que ninguna le guste, a pesar de lo cual el hijo no podrá dejar de usarlas. Peor es nada. Ante el horror de la nada (el vacío, la soledad, el exilio afectivo, la diáspora vincular) cualquier fruta será alucinada como la media naranja. La madre, judía pero no necesariamente, sabe que la sabiduría del Superyo es siempre conocer algo del Ello que el Yo ignorará por siempre jamás. Si el fundamento de la elección es que “la otra” no te gusta, se derrumba todo el erotismo y la estética de las preferencias. Este mecanismo es también el que está presente en estéticas y erotismos mas complejos. Como los que se inscriben no ya en la elección de una camisa, sino en los de una pareja. El mandato monogámico, heterosexual, reproductivo y sacramental ni siquiera abre la pregunta que la mame hace sobre la camisa. ¿La otra o mejor aún, las otras no te gustaron? ¿Cómo se ha pasado de la concepción del objeto de la pulsión como contingente, a la fantasía delirante de la media naranja? Estamos en la construcción del YO, pero de aquel que se pretendo Uno y Trino. El Yo Oficial de la cultura represora. Fusión del Deseo, el Acto y el Mandato. Un Yo para todos y todos para el Uno. De las tres servidumbres que Freud postulara, los rastros de la relación subordinada al Ello apenas pueden detectarse. Los actos resultantes de la reflexión han degradado a las grotescas contorsiones de la genuflexión. Su imperativo categórico: “le pertenezco”. Mi deseo le pertenece al jefe de turno. Entonces mi placer es el placer del que goza cuando mi placer le pertenece. Los dos principios del suceder psíquico han sido profundamente trastocados. Y en esa devastación de la realidad primera (los dos principios en una sólida complementación) que debió seguir siendo la garantía histórica, política y material del placer, la sexualidad liberada ha sido nuevamente encadenada. Fracaso de la profecía sesentista del amor libre. Fracaso de la profecía psicoanalítica de que “el amor levanta represiones e instaura perversiones” . Y decimos fracaso y no decimos derrota, porque nuevas sombras de diversos objetos han caído sobre el Yo. Fracaso es derrotarse a si mismo. Fracaso es tomar como propio el discurso del enemigo. El mas cruel, caracterizar a la epidemia de SIDA como “castigo divino”. La sexualidad era divinamente castigada por haber profanado su corralito biológico reproductivo. El formato victoriano de la represión sexual ya no es suficiente. La sexualidad debía ser exterminada, no era suficiente reprimirla. Tampoco importó los indudables riesgos de “daños colaterales” sobre población civil heterosexual, monogámica y sacramental. Los destinos del placer fueron contaminados. Por el virus y por la culpa. Dupla mortal. También contribuyó eficazmente a las noches superyoicas de los noventa no discriminar al matrimonio como equipamiento represor de la pareja como dispositivo deseante Una de las consecuencias fue que el primer grupo de riesgo actual es la mujer casada heterosexual. No era posible que el mandato del sexo seco fuera caldo de cultivo propicio para teorías húmedas. El milenario ataque contra la sexualidad, organizado especialmente como condena a la mujer, tuvo un respaldo formidable de la industria mediática, entregada a los mandatos de los imperios. Toda “atracción fatal” era castigada con pérdida de la familia y pucherito de conejo sin viejo vino carlón. Si bien la “guerra de los roses” evidenciaba las fallas de la “american couple” , no es menos cierto que con “filadelfia” , la opción gay no era siquiera judicialmente aconsejable1. Todas las formas de la sexualidad fueron atacadas, y el oleaje llegó a los mas honestos hogares. Satanizar el preservativo, penalizar el aborto, demonizar la educación sexual, culpabilizar a la falta de límites impuestos por ideologías materialistas, etc, han sido estrategias para combatir todas las formas del placer. Cuando se pasó de la contingencia del objeto a la eternidad del objeto, los dispositivos vinculares terrenales fueron garantía de un no placer. Ahora se le podía responder a la idishe mame: “tranquila, esta camisa tampoco me gusta”.
La Novicia Indeleble
Todos los caminos conducen a Roma. Incluso los de la sexualidad. Roma es la metáfora de la hegemonía, y no hay hegemonía mas perfecta que aquella que es punto de llegada de todos los caminos. Si la pregenitalidad se apoya en la zona erógena, sostener que la genitalidad se apoya en la pregenitalidad no es grato a Roma. Porque disloca el mandato reproductivo del genitalismo adulto. El modo de producción actual exige una entrega libidinal total a los sacramentos del mercado. Producción flexibilizada, consumismo obligado. Nadie se consume en el placer, pero tiene habilitado el placer de consumir, endeudamiento mediante. Pero para lograr el anudamiento irracional entre escasez y despilfarro, el recurso de reprimir la sexualidad ya no es suficiente. Aunque siempre sea necesario. Un “nuevo acto psíquico” del sistema represor debe ser entronizado. La sexualidad encuentra un nuevo destino, ahora asociada a su antiguo represor.
Los cuatro destinos de la pulsión sexual clásicamente descriptos pueden ilustrarse de la siguiente forma:
Cambio de objeto y cambio de fin
1) amor de meta inhibida ternura
2)descarga directa : orgasmo
3)sublimación
4)represión: síntomas neuróticos
...........
Describimos el quinto destino:
5) captura superyoica: sexualidad represora
Superyó
Zona Erógena
El quinto destino es en dos tiempos: primero la represión de la descarga directa y luego la captura superyoica de la sexualidad. Queda de este modo habilitada para un nuevo fin, que es egosintónico con la cultura represora. Es una especie de seudosublimación, porque no hay nuevo objeto y mucho menos nuevo fin. Pero hay amputación de la descarga y se habilita la eterna recarga. La energía de la pulsión sexual, la verdadera fe que ha movido montañas , es destinada a sostener las diferentes modalidades del mandato. El heterosexual, el monogámico, el reproductivo, el consumismo, la pornografía, la farandulización de la política, la moda, la cultura light, lo “fashion”, la guerra, la televisión . Pero no es que el sexo está en todo. No es el triunfo del hedonismo y de los placeres de la carne por sobre los placeres del espíritu. Este sería el reproche de los preconciliares, los tradicionalistas, los inquisidores científicos o morales. Lo que ha triunfado es esa captura superyoica, y tratándose del Superyo no puede ser otra cosa que un triunfo maníaco. Pero triunfo al fin. La sexualidad represora decretará que donde hubo deseo ahora habrá mandato. Lo contingente será obligatorio. La homosexualidad será perseguida, diagnosticada, tolerada, pero nunca aceptada como equivalente a la heterosexualidad. Las minorías sexuales tendrán que tolerar espacios de la marginación social. La trata de blancas, la prostitución infantil, el abuso sexual del niño y el adolescente, gozarán de adecuados mecanismos de encubrimiento. Cuando el descubrimiento sea inevitable, los resortes de la impunidad estarán preparados. La educación sexual será cuestionada y redireccionada al ámbito de la familia. Desconociendo que en muchas familias, la familiaridad ha dado paso a lo siniestro. Seguirá siendo la familia considerada como la base del orden social, sin señalar que lo es solamente de un orden social represor. Las técnicas anticonceptivas dependerán siempre de la “voluntad política” de los funcionarios de turno. Nunca de una objetiva y científica evaluación de los trágicos efectos del analfabetismo sexual de las masas. El aborto será un delito. Nadie explicará que la mujer no se embaraza para abortar sino que aborta porque está embarazada. Y que los síntomas no deben ser castigados ni penalizados. Pero la cultura represora castiga aquello que propicia. La sexualidad de las novicias estará indeleblemente ligada a la voluntad de los poderosos. Por supuesto, el psicoanálisis seguirá siendo una práctica sin cobertura de la seguridad social. Es decir, que los que mas lo necesitan nunca lo tendrán. Las novicias tampoco.
Las cuatro estaciones del patriarca.
La sexualidad reprimida , aquella que Freud liberó desde las herramientas de la asociación libre y la interpretación simbólica, era la marca de la sociedad victoriana. En verdad, era una cicatriz que transformó la zona erógena en un callo anestésico. Lo libidinal era sinónimo del inconsciente reprimido. La neurosis era descripta como negativo de la perversión. Negatividad que no es otra cosa que la lucha que la represión le ganó a la pregenitalidad. La represión de lo erótico y de lo agresivo era la garantía de una subjetividad suficientemente buena para sostener un permanente malestar en la cultura. En otras palabras: la cultura represora no puede dejar de generar malestar, de la misma forma que una infección bacteriana no puede dejar de producir fiebre. Pero no es igual, mas bien es exactamente lo opuesto, pensar al malestar como inmanente o pensarlo como contingente. Aunque sea paradojal, la sexualidad reprimida era funcional a la cultura del bienestar patriarcal. Situación que otorga plena validez a un concepto freudiano que abre la perspectiva del pensamiento clasista en la construcción de la subjetividad: “placer para un sistema, displacer para otro”. El sistema represor para inhibir todo desarrollo de pensamiento crítico, separa lo que tiene que estar unido y une lo que tiene que estar separado. La sexualidad represora quedó fusionada a la sexualidad reprimida, como si fuera una y misma cosa. La sexualidad debía ser reprimida como disruptiva del orden social patriarcal, y solamente tolerada, siempre a regañadientes, como herramienta corporal de la concepción.. La mujer era pensada como una cloaca, al decir de Agustín, obispo de Hipona, pero su función como reproductora era tolerada, aunque también martirizada. Por ejemplo, el delirio obstétrico del “parto a la reina”, que contrariaba hasta la ley de la gravedad. Excluida la sexualidad de la circulación discursiva y descarga placentera, retornaba como síntomas, chistes, prácticas clandestinas, abusos sexuales, violencia contra la mujer y el niño, institucionalización de diferentes formas de la prostitución, el “hecho maldito” de la hipocresía victoriana.. Esos efectos no solamente eran la consecuencia de la represión sexual, sino la manifestación de la sexualidad represora. Su mas inmediato antecedente: la sexualidad patriarcal. Represor de todo placer que no fuera el propio placer del patriarca. La anorgasmia o el mandato del orgasmo vaginal, eran las consecuencias mas benignas. Las peores: los denominados crímenes pasionales, donde los Otelos de la modernidad siempre eran indultados por un orden judicial tan patriarcal como el ordenamiento represor de la sexualidad. Para entender los funestos alcances de la sexualidad represora hay que referirse al patriarcado. Sostenido por hombres y mujeres. Ideología que coherentiza la mas absoluta e irracional de las hegemonías: la del varón poderoso sobre mujeres e hijos. El concepto de “envidia del pene” es consecuencia de esas premisas falocéntricas y patriarcales. Las “bajas pasiones” siempre se asociaron a la condición femenina. Algunas colegas se molestaron con Freud por señalar que la mujer tenía un superyo menos enérgico que el varón. Siempre creí que era un elogio. Dicho en otros términos: el Superyo es la organización subjetiva del patriarcado. El concepto de una instancia “resistente, repelente y represora” , como resolución del Complejo de Edipo, fue la forma con la que Freud pudo referir al decantado identificatorio que “ordenaba lo que jamás cumplía” En la posmodernidad, este decantado ha capturado toda forma de sexualidad. La represión actual es , antes que nada, represión de lo político social. cultural. Y para esta permanente represión, tanto en la paz como en la guerra, el Superyo ha realizado un pacto con la sexualidad.. Una de las evidencias mas sofisticadas de esa represión cultural, es la publicidad. El actual opio de los pueblos.. El placer sexual prometido, distorsionado, caricaturizado, pero nunca facilitado, es el horizonte represor preferido. Ya Wilhem Reich había advertido que el hombre explotado tenía amputada la capacidad del orgasmo como experiencia liberadora. Cuanto mas predomina la sexualidad represora, mas aumenta lo que Freud describe como “degradación general de la vida erótica”. La prostitución se ha hecho transversal, pero no por aumento de los placeres, sino por el aumento de los negocios de los diferentes formas de la “trata”. Adolescentes y niñas, secuestradas para aumentar la relación costo beneficio de los empresarios proxenetas. Como el Superyo no deja nada bueno bajo el sol, también mantiene la culpa inconsciente y por ende la necesidad de castigo como reguladores del placer residual del sujeto. Pero la hegemonía actual se construye no solamente con represión de la sexualidad. Por el contrario: la batalla cultural del imperio exige que también la sexualidad aporte poderosas representaciones ideativas y afectivas para la represión del inconsciente político y cultural del sujeto social histórico mientras el patriarca disfruta de sus estaciones.
La fierecilla psicoanalizada.
El pasaje de la hechicería a la neurología y de ésta al psicoanálisis muestra que el lugar de la mujer en el patriarcado ha cambiado para seguir muchas veces siendo el mismo. La sexualidad reprimida era sustancialmente para la mujer, ya que el varón, debía, placenteramente debía, descargar sus tensiones sin restricción alguna. Para Freud la mujer era un continente negro, y a pesar de eso, sus aportes fueron inapelables para desbiologizar el padecer neurótico. Si la neurosis era el negativo de la perversión, pero de aquella que se organiza como polimorfa. En realidad era el negativo de la pregenitalidad. La represión de las pulsiones parciales, no favorecía y hasta impedía que la experiencia del orgasmo fuera una opción terrenal. Por lo tanto, podemos afirmar que en el modo victoriano de producción de subjetividad, la sexualidad represora era del varón y la sexualidad reprimida de la mujer. Por supuesto, no cualquier varón, no cualquier mujer. Solamente los que eran egosintónicos con la moral y las buenas costumbres. Es decir, las honestas y mediocres medianías, en esa profunda definición que acerca a Freud con José Ingenieros. La mediocridad como resultante no contingente de la cultura represora, propicia la disociación del erotismo. Una corriente se mantiene reprimida y sigue dándole energía a la fábrica de síntomas neuróticos. Otra corriente es expropiada de Eros y , transformada en lo contrario, brinda un aporte para los cultivos superyoicos de la pulsión de muerte. Si la fierecilla debía ser domada, mas allá de los métodos empleados, nunca se cuestionaba la lógica y el derecho del domador. Porque para la cultura represora en la actualidad la lógica del Yo es la lógica superyoica y la lógica de la sexualidad es la lógica de la sexualidad represora. En forma análoga a como Freud describe inicialmente al Superyo como una fase del Yo, pensamos que la sexualidad represora es una fase de la sexualidad. Pero que debe ser discriminada como tal, porque de lo contrario seguiríamos pensando los conflictos con polaridades que son de otro momento histórico. Estaríamos sufriendo de reminiscencias. Las formas arcaicas de represión de la sexualidad solo pueden observarse en las prácticas discursivas de las jerarquías religiosas. Pero solamente como una práctica habitual de la desmentida. Porque simultáneamente dan miles de ejemplos de sexualidad represora abusando y violando niños y adolescentes con la impunidad de las masas artificiales. Incluso embarazando monjas, en una ampliación siniestra de la hipocresía y el cinismo. Domar a la fierecilla era un imperativo categórico de la sociedad patriarcal, que actualmente se aggiorna impidiendo a las mujeres que compitan con las mas altas jerarquías en las organizaciones sociales. Las prácticas que comienzan a perder status, prestigio y rentabilidad son una excepción y en ellas las mujeres no encuentran obstáculos varoniles para el ascenso. Tres son los destinos posibles de la fierecilla: 1) aceptar su condición de domada; 2) rebelarse ante el domador y recuperar la profecía sesentista del amor libre; 3) especializarse también en la modalidad de la sexualidad represora. En este último caso, las veremos concurrir a los boliches donde el streap tease masculino logra una grotesca repetición de uno de los tantas conductas perversas del patriarca. Una forma inteligente de tensar este conflicto es en la película “Full Monty” donde la mirada femenina es inicialmente censuradora, para luego habilitar un espacio de ternura y comprensión con los “varones domados”. Claro que los ocasionales streapers no eran profesionales del desnudo sino víctimas del fascismo de mercado instituido por la nueva derecha liberal. Desde ya, la fierecilla se ha rebelado muchas veces contra el domador, y uno de los mejores frutos ha sido el desarrollo de la perspectiva de género. Los estudios sobre feminismo, el espacio político y cultural que ocupó el movimiento gay, lésbico, y travesti, es una de las evidencias que las fierecillas siguen la pelea con los domadores. El instituido burocratizado de la heterosexualidad represora ha sido duramente conmovido. Pero su capacidad de renovarse no debe ser desestimada. La nueva derecha sigue sosteniendo la penalización del aborto, la satanización del preservativo, la excomunión de la educación sexual. Porque en última instancia la fierecilla indomable es la pulsión. Ese concepto límite que sin dislocar nuestra animalidad, tampoco nos encierra para siempre en los barrotes de la biología. Pulsión es cuerpo, y cuerpo es erogeneidad. Placer del origen y placer del destino. Y es justamente esa capacidad de producir placer lo que la racionalidad represora va a atacar. Incluyendo como extremo límite la tortura y la muerte. El abuso y la violación, actos paradigmáticos de la sexualidad represora, están legitimados por la cultura hegemónica postulando que la víctima se lo buscó. Y merece el ataque porque de alguna manera lo provocó. La víctima es culpable y el victimario nunca reconocerá su culpabilidad. Los psicoanalistas no podemos dejar de esforzarnos en desmontar esa trampa. De la misma forma que el baluarte de considerar a la heterosexualidad reproductiva como buena en si misma. La homosexualidad, el travestismo, la intersexualidad son sospechosas de patología. Si la fierecilla además es gay, o feminista, las cosas se le complican mucho mas. Va a ser considerada como una fiera salvaje, destructora de hombres. Y de morales usos y costumbres. Prueba de ello es que el último Encuentro Nacional de Mujeres , fue brutalmente atacado con la pluma, con la espada y con la trompada. Pero los miles de mujeres que concurren anualmente a este acontecimiento , son palpable, visible y audible comprobación que las fierecillas están organizadas y que enfrentarán con temor quizá, pero sin dudar, a los domadores y represores de la historia.
Seguramente muchas de esas fierecillas han sido psicoanalizadas.
Concepción amplificada del Superyo.
La operación fundante del Yo es la discriminación. Entre lo que ataca la vida o lo que protege la vida. Discriminar es separar pero no escindir. Uno de los recursos de la cultura represora es la fusión conceptual. Es un mecanismo análogo al descrito por Freud cuando analiza el doble sentido antitético de las palabras primitivas. Para postular una sexualidad represora es necesario afirmar que con la palabra Superyo designamos dos cosas diferentes. La mas conocida y aceptada es la denominación que recibe la instancia que deviene como herencia del arrasamiento del Complejo de Edipo. Freud señala que el Superyo hunde sus raíces en el Ello. Yo agrego que además contamina sus ramas. Y que estas ramas se prolongan en las masas artificiales, lo que constituye su concepción amplificada. La conciencia moral no tiene conciencia de que fue construida desde la hegemonía represora de la cultura. Hablar de la instancia superyoica exige aceptar su concepción amplificada. Cuando las masas artificiales se organizan en la subjetividad, mediatizadas por la sagrada familia patriarcal , decantan en instituido burocratizado denominado superyo propiamente dicho o restringido. La culpa es su producto mas genuino. El Superyo amplificado encuentra en el Código Penal, los decretos de necesidad y urgencia, las bulas, los dogmas, su instituido mas preciado. El código penal, al igual que el Superyó, castiga mas al santo que al pecador. Es decir: la gravedad de las condenas a los delitos es inversamente proporcional al nivel de la clase social a la que pertenece el delincuente. El pacto perverso entre código penal y superyó se verifica en algunos Estados de la Gran Democracia del Norte donde ciertas prácticas sexuales (coito anal) están tipificadas como delitos. Desde ya, aunque sean practicadas por adultos en mutuo y libre consentimiento. El mercado, gran disciplinador de la conducta individual y social, convoca en forma explícita la promesa sexual como valor agregado al consumo de cualquier producto. El sexo-góndola es una oferta permanente y en amplia escala que produce una carga permanente sin posibilitar la descarga necesaria. Por lo tanto, refuerza las conductas sintomáticas de carácter agresivo y autodestructivo, del tipo de las adicciones. El fumando espero fue una ingenuidad anticipatoria de todo lo que se espera como gratificación y que nunca llegará. Aunque se prohíba fumar, se seguirá esperando en compañías cada vez mas devastadores, desde la pasta base hasta el poxiran. En base a estas consideraciones, pensamos al mercado, sustantivado como cosa en si, análogo a una formidable masa artificial. Organiza la amenaza de castración al sostener la endemia de necesidades básicas insatisfechas. Una de las tantas formas en que el Estado Terrorista organizó la amenaza de castración fue nombrada a posteriori como “la noche de los lápices”. Los períodos de latencia de la historia, sea del individuo, o de toda una generación, implica la castración efectivamente realizada. No por desarticular un órgano, sino por anular una función. La función yoica por excelencia: la resistencia al represor. En las diferentes modalidades latencia, queda sustituida por la función superyoica por excelencia: la resistencia al deseo. Freud señala con precisión que las masas artificiales exigen una coerción exterior. Pero tan solo exterior al sujeto, porque es interior al orden de una cultura represora. Coerción, amenaza y castigo: el trípode tanático que organiza los diferentes modos de sostener y profundizar la represión de todos los deseos. ¿Pero cual podría ser el mecanismo por el cual la represión del deseo fuera desmentida en su esencia? El Superyó amplificado construye la dimensión traumática del deseo: publicidad, prostitución, pornografía. En su desmesura, en su despliegue colosal, en su capacidad inagotable de variar formas y contenidos, la forma convencional encubridora y caricaturizada del deseo desaloja la expresión singular e íntima del mismo. El genial Federico Fellini en una de sus inolvidables películas, coloca un enorme cartel de Anita Exberg promocionando una marca de leche. La imagen permanente y una pegadiza música (bebete piu latte..) enloquecieron al censor de turno, condenado a pesadillas donde era perseguido por enormes pechos. El superyo amplificado encuentra en la sexualidad una forma inobjetable para reprimir el deseo: brindarlo en una dimensión traumática que impide la elaboración y la descarga. El “modus operandi” del sistema represor siempre es el mismo: al que está sediento lo ahoga. “¡Ahí tienes el agua que pedías!” El sexo que se pedía desde la década del sesenta primero fue censurado, luego el sistema lo expropió del sujeto y maximizó su valor de mercado. La gran pedagoga de la posmodernidad, la televisión, aportó sus médanos de arena. El sexismo es la contracara del pudor victoriano. Ambos enfrentados a la sexualidad singular, erógena y vincular. La televisión amplificó la familia patriarcal con sus dispositivos machistas. Con la indudable ventaja para la cultura represora que los patriarcas actuales son simpáticos, chistosos, en general buenos mozos, con éxitos económicos y sociales. La amenaza de castración que lo mediático impuso es ser un perdedor. Looser. O ser “nominado” en la degradación de la realidad que un reality supone . Los latentes de la actualidad, mezcla funeraria entre autistas y zombies, se conforman con 30 segundos de fama. Que ni siquiera son las migas del banquete. La inmortalidad es una joda de Tinelli2 o un blooper sádico. Pero si la fama es puro cuento, en los modos amplificados del Superyó es un cuento de terror. Terror que las masas artificiales administran desde el horror del exterminio. La shoah posmoderna se denomina costo social del ajuste. Y el Superyo, desde su concepción amplificada y por lo tanto hegemónica, ni siquiera permite pensarlo. Lo define como impensable, y sin dudarlo lo es desde el alambrado horizonte de la cultura represora. Los modos yoicos de producción de subjetividad (deseo, necesidades básicas satisfechas) han sido capturados por los modos superyoicos (construcción artificial de la carencia) Esta captura es globalizadora. Nada nuevo queda bajo el sol. La sombra del objeto , es decir su forma succionada del contenido erótico, cae sobre el Yo. Y lo aplasta. Incluso con lo mas deseado y amado, pero en una escala que deviene traumática. En la concepción amplificada del Superyo el tamaño es lo que mas importa.
7. Se conoce gente3.
El pasaje del autoerotismo a la relación de objeto tiene como meta la amplificación del placer en la multiplicidad del objeto contingente. La endogamia es una estrategia de poder del protopadre devenido patriarca. De la horda primitiva a la familia patriarcal hay menos diferencia que la sospechada. Al igual que la derecha, que castiga aquello que propicia, el patriarca propicia la endogamia, crea el dispositivo del incesto, para luego castigarlo cruelmente. Desde ya, el incesto no es neutral a la perspectiva de género. El incesto prohibido y castigado es el del hijo varón con la madre, que en el orden patriarcal no es mucho mas que una mujer cancelada. La cualidad de incestuoso es posterior a la prohibición. El acceso pregenital al cuerpo de la madre es garantía de la autoconservación y es tolerado por el patriarca. Cuando la madurez edípica permite el enfrentamiento con el padre, éste saca a relucir el derecho de las bestias. Ahora ese cuerpo materno es incestuoso, está prohibido y la sentencia que la amenaza anuncia es la muerte. O su versión domeñada, la castración. Por lo tanto el Superyo mientras dice que instituye el tabú del incesto, en realidad consagra el tabú del deseo. La sublimación deviene mandato y el latente penitente ingresa al servicio escolar obligatorio. Conocerá a su “segunda mamá” a la que no podrá ver como su “primera mujer”. Endogamia amplificada que coloca a nuevas series de patriarcas, empezando por el Director y terminando por el Estado. Esta moción edípica, a la que se le impide caer por su imposibilidad interna, análoga a la caída de los dientes de leche (al decir de Freud) será transformada en lo contrario y donde hubo amor habrá terror, y volverá contra si mismo, porque lo que debió descargarse afuera se recarga adentro, en la propia subjetividad mortificada. Comienza a construirse el dislocamiento entre sexualidad y vínculo. Para los modos yoicos, donde el nivel fundante es el deseo, ambos términos son dos caras de la misma moneda. Para los modos superyoicos, donde el nivel fundante es el castigo y al amenaza, son dos monedas que tienen la misma cara. La cultura represora une lo que tiene que estar separado y separa lo que tiene que estar unido. La construcción del sujeto doblegado y expoliado, exige colosales magnitudes de contracatexias que puedan mantener el aplastamiento de la pulsión. Una de las formas es alejarla, separarla, escindirla de los objetos. Abusar hasta el hartazgo de la primitiva satisfacción alucinatoria del deseo, que, televisión mediante, deviene la via regia para que se restituya la forma del objeto vaciado de contenido. Esta pulsión sexual , es un autor que no encuentra a ningún personaje. Y a ningún objeto. Como animal herido, escapa hacia las aguas contaminadas del equipamiento superyoico. Clonada culturalmente como sexualidad represora aportará mas energía para el sepultamiento, dilución, aplastamiento, desaparición, aniquilación, de multiplicidad de deseos y placeres. El imperativo categórico subvierte a la moción deseante y se verifica el pasaje del deseo al mandato. Los cuerpos erógenos serán mutilados, y todo tipo de ortopedias pseudo reparadoras se practicarán en ellos. La erótica y la estética darán paso a la retórica del plástico. El patriarca seguirá practicando a Dios rogando, pero aceptará al implante capilar dando. En su construcción paradojal la sexualidad represora es un reaseguro del sometimiento y la domesticación. El mas difícil de enfrentar ya que se ha fabricado con las astillas del mismo palo. Una de las trampas superyoicas mas eficaces que Freud descubre es cuando dice: “puedes amarme...soy igual al objeto”. O sea: es igual a la forma del objeto, es una restitución del objeto. Pero al objeto de la plenitud erótica se lo arrancó del suelo pulsional. Los mas hipócritas, dirán ante la hegemonía de la sexualidad represora que el libertinaje sexual debe ser combatido. Y los pequeños islotes de sexualidad liberada residuales serán bombardeados. Bordeando incluso el delirio al afirmar que la epidemia de SIDA se propaga por el uso de los preservativos. Si el neoliberalismo no es creativo, al menos es ocurrente. Una sexualidad vuelta contra si misma es un dispositivo ingenioso. Forma parte de las construcciones que hemos conceptualizado como Ideal del Superyo. Todo lo que permita aumentar el nivel de sufrimiento, que impida honrar la vida, que aniquile la autoestima y perfore el narcisismo , será idealizado por el Superyo. La descarga sexual será ritualizada y estará mas cerca de la evacuación intestinal o uretral, que de la polifonía vincular del orgasmo. La reproducción de personas y de objetos ocupará el lugar que dejó vacante la creatividad. Jugar solamente será apostar y el fenómeno onírico será reemplazado por la especulación financiera. Para este mundo del revés, bien podría valer la inversión del aforismo freudiano y decir: “Donde hubo Superyo, Ello ha de advenir”. Única garantía de que podamos seguir conociendo gente.
8. Pierdo mi destino
Serían las palabras de Romina Tejerina. En Jujuy (provincia del norte argentino) fue violada y quedó embaraza. Al nacer su bebé vio en su rostro la cara del violador y lo mató. Mas allá de la sentencia del juicio oral, en Romina mataron a la madre que quizá hubiera podido ser. El violador, ejerció sobre el cuerpo y la subjetividad de Romina un acto de crueldad represiva. Con el amparo de la cultura patriarcal para la cual el varón puede todo y la mujer no puede casi nada, el verdadero culpable está en libertad. La sexualidad represora hizo estragos en Romina hasta transformarla en la asesina de su hijo. ¿Quién podrá negar que las series complementarias no son indiferentes para este trágico final? Pero que no se invoque en este caso la teoría del filicidio en vano Aunque es seguro que muchos negarán o ni siquiera se ocuparán en afirmar que no se trata de la locura individual de Romina. Antes bien, ella nos informa de una locura cultural que tiene a las mujeres como víctimas propiciatorias. Sin protección, sin educación sexual, sin aborto legal, seguro y asistido, sin representaciones que acompañen el sufrimiento de ocultar la marca de lo no deseado, Romina solamente dispuso del mas desgarrador de los actos: matar al hijo. Romina por lo tanto se constituye en un analizador histórico de la sexualidad represora y sus consecuencias mas funestas. La pernada como derecho se sigue ejerciendo, con muy pocas modificaciones como queda evidenciado en la tradición de la “ramada”, en el norte argentino4. Pero lo que mas conmueve es que la condición subjetiva de Romina no es ninguna excepción. Es la lógica no contingente de abolir la propiedad privada de los mecanismos de producción de placer de los cuales el sujeto debería ser único titular. Las masas artificiales (Iglesia. Estado, Escuela, Hospitales) expropian los cuerpos erógenos de las mujeres para decidir por ellas el destino final. Ser bóvedas vivientes de un feto anencéfalo hasta que la Justicia establezca con la morosidad de sus tiempos la interrupción del embarazo, o tolerar por tradiciones de exquisito sadismo la mutilación genital. La mirada en estos casos siempre se ha detenido en señalar la represión orgánica y psicológica de la sexualidad. Pero se ha realizado una formidable operación de encubrimiento para no advertir que la sexualidad también se pone al servicio de la represión. Ciertas formas de organizar la sexualidad son parte del malestar en la cultura, que por supuesto es el bienestar para la minoría silenciosa y represora. Malestar en la cultura que, sexualidad mediante, agrede siempre a la mujer y también agrede al hombre. Los mandatos sexuales obligan al varón, engrosando los trazos de su carácter hasta momificar sus afectos. Romina no sufrirá de reminiscencias, lejano paraíso de las histerias victorianas. Sufrirá de pesadillas monstruosas, casi tanto como el ordenamiento de la sexualidad en la lógica patriarcal. Es una de las miles de víctimas de los crímenes de lesa sexualidad. No menos grave que al haber encubierto los mecanismos culturales de transmisión del SIDA, por lo cual hoy el mayor grupo de riesgo es la mujer heterosexual casada. La sexualidad represora no viene sola. Puede acompañarla desde el embarazo no deseado, lo que constituye en si mismo un aborto, y todas las enfermedades de transmisión sexual, en las cuales no estaría de mas incluir al machismo. Romina es un testimonio ineludible, justamente porque es uno de tantos. Los cuerpos lastimados también forman parte de ineludibles testimonios que la sexualidad es disciplinada con sexualidad de signo contrario. Y de apoyatura diferente. Si el plus de placer que la satisfacción de la necesidad generaba tenía su apoyatura en el cuerpo, la sexualidad represora tiene su apoyatura en el Superyo. Masas artificiales mediante, es una de las razones de la desaparición en la clínica de “lo neurótico”. Es decir, de los retornos de la reprimida sexualidad. Masas artificiales mediante, la ternura primaria es sofocada. No puede sostenerse la agresión de meta inhibida, y la pulsión de autoconservación no es garantía suficiente que permita mantener la vida. La criatura humana está amenazada en forma permanente y el mecanismo de la inhibición de la agresión intraespecífica que postulara Lorenz se desploma. Es necesario señalar nuevamente cual es a nuestro criterio la dislocación fundante. La descarga directa de la pulsión sexual era una de las maneras de descargar la pulsión de muerte. Pero en lo que denominamos sexualidad represora es la pulsión de muerte que se descarga asociada a la sexualidad. Y hablar de pulsión de muerte en la actualidad es hablar de todos los mecanismos que atacan la vida, tanto en su dimensión biológica, como psicológica y cultural. La vida del bebé de Romina y la vida de la propia Romina han sido destruidas. Han perdido para siempre su destino.
9. El deseo del mandato
La lógica del deseo es capturada por la lógica del mandato. Existe la satisfacción del deber cumplido, pero no es frecuente que se hable de la satisfacción del placer cumplido. Hacer lo que uno quiere es sospechoso de hacer cosas que no hay que hacer o al menos no decir que se hacen. El deseo siempre es sospechoso de individualista, egoísta, carente de moral y ausente de escrúpulos. El deseo debe ser limitado en sus alcances porque si todos los sujetos quisieran satisfacerlos, sería el caos social. El denominado pensamiento único es la marca del pensamiento que se organiza desde el mandato. Se opone en forma inapelable al pensamiento crítico, cuyo fundamento es el deseo. Deseo y mandato son polaridades que fundamentan dos modos incompatibles de producción de subjetividad: el yoico y el superyoico. Sin embargo, de la misma forma que de la pulsión de muerte será la inalterable eternidad, en los tiempos de esta cultura del exterminio, los modos de producción superyoica han capturado todos los demás. Su marca cicatrizal es desear el mandato. En el cual el reprimido ama al represor. Desear el mandato es el triunfo maníaco sobre los cuerpos erógenos y sociales. La sexualidad represora se viste de deseo, pero su nivel fundante es un mandato inapelable. Y aunque la mona se vista de seda, mona se queda... Claro que esa mona no es ninguna monada, es una forma de cultura cruel y exterminadora, que aspira y en no pocos casos logra, transformase en una matrix cultural, política e ideológica.
El psicoanálisis implicado pretende ser un analizador de la cultura. Mas precisamente, del fundamento represor de la cultura. Lo que Freud describe como malestar, y que es egosintónico y naturalizado con los modos superyoicos de producción de subjetividad. El análisis de la sexualidad represora forma parte de una mas ambiciosa tarea : poder conceptualizar una metapsicología del oprimido. Es llevar hasta el extremo límite nuestra convicción que la subjetividad es el decantado identificatorio de la lucha de clases. La clase de los deseos y la clase de los mandatos en un combate transgeneracional que atraviesa la historia. Discriminar las batallas culturales perdidas, permitirá aprender de la derrota. Y alejarnos de los cantos de las sirenas superyoicas que nos seducen para silbar o tararear la melodía almibarada de estos tiempos. Que algunos llaman cultura light, pero que es mas letal que la guerra.
El análisis de la sexualidad represora propicia poder retornar del retorno de lo reprimido, disolviendo al represor. Y poder escribir en otros tiempos y espacios históricos sobre una sexualidad liberada que disloque el mandato y pueda recuperar el deseo.
RESUMEN EN ESPAÑOL
El Autor propone el concepto de sexualidad represora. La sexualidad ha dejado de transitar los caminos de la descarga sexual directa para ponerse al servicio de los mandatos superyoicos. Esta instancia es discriminada en una concepción amplificada y una concepción restringida. La fuerza de los mandatos no está garantizada solamente desde la construcción de un pensamiento único, sino que además requiere la energía suplementaria que solo la sexualidad puede brindar. La realidad deja de ser la garante histórica del principio de placer. Se consolida una cultura del malestar, que encubre su fundamento represor. La mujer ha sido la víctima propiciatoria de una lógica patriarcal que establece una escisión entre los modos de descarga placentera de los sexos. Se postula al Superyo como la organización subjetiva del patriarcado. No es posible realizar una intervención teórica y política que no toma en cuenta que la sociedad patriarcal disocia el discurso para el varón del discurso para la mujer. La cultura represora al propiciar aquello que castiga, desmiente esa disociación e intenta fusionar lo incompatible. Uno de los motivos por los cuales la sexualidad represora se mantuvo por fuera del análisis crítico al mantenerse oculta en los repliegues de la sexualidad reprimida. Cuando se lucha por rescatar nuevamente a la sexualidad del mandato, los diversos recursos de la cultura represora, incluyendo al código penal, se activan. El cientificismo, el academicismo, la moral tutelar, son reservorio de discursos represores que consiguen la impunidad histórica de la sexualidad represora
Un dramaturgo me enseñó que la ideología del autor se juega en el desenlace. Es decir: el sentido tiene mas que ver con la llegada que con la partida. Dime como finalizas y te diré quien eres. Lo que quieres. Y para quien trabajas. La autora del arte y la magia de la vida, es la pulsión sexual. El Yo es el coguionista necesario. Partituras, novelas, cuentos, escultura, cuadros, amor, ciencia en su mayor despliegue.. Pero el Yo, en el devenir de la historia, se ha transformado en un torpe jinete. Por lo tanto ha traicionado a su aliada histórica, la sexualidad. La consecuencia es haber entronizado lo único frente a lo diverso, lo siniestro frente a lo maravilloso, la repetición frente a la creación, el sufrimiento frente al placer. Jinete torpe y cruel que al renegar de su origen ha hipotecado para siempre su destino. Si antes el Yo buscaba esperanzado el por venir, podemos decir que ya lo ha encontrado y que está en el peor de los mundos posibles. Ha declamado el Paraíso en el cielo y apenas pudo construir el Infierno en la tierra. La “vuelta contra si mismo” y “la transformación en lo contrario” se han constituido como los mecanismos de defensa hegemónicos. Por lo tanto, la racionalidad de Eros ha sido trastocada. Haciendo pasivo lo activo, es decir convirtiendo la lucha en sometimiento. y construyendo dolor donde antes encontraba placer. Esta colosal operación de dimensión totalizadora, siendo la mas importante, no es la única. Para que pueda seguir la repetición de vínculos suficientemente malos, la subjetividad deberá desmentir los indicadores de los procesos de degradación de todas las formas de la vida, incluyendo la erótica. Subjetivación y subjetividad han dejado de ser tránsito desde lo nuevo, instituyente a lo permanente, instituido. En su lugar ha decantado un instituido burocratizado, una forma rígida, dogmática de ser en el mundo , que denominamos “modos superyoicos de producción de subjetividad”. Sin llegar todavía a la perfección virtual de una matrix, pero sosteniendo hasta el agotamiento, nuevas formas de masas artificiales Al mega-conjunto de masa artificiales algunos la denominan globalización. La exaltación de este modo de producción, las bulas cientificistas sobre el fin de la historia, las diversas jugarretas para sostener la escisión del YO, el cultivo puro de incoherencia, inconsistencia y nula credibilidad , es un logro mortífero de los Ideales del Superyo. Intentaremos la discriminación entre formas de sexualidad, para encontrarnos que si es cierto que hay amores que matan, no es menos cierto que hay sexualidades que reprimen. Y que es otra de las cuestiones que al decir de Freud cuando postula un inconsciente represor, nosotros nunca hubiéramos sospechado. La sospecha es un atributo del Yo del pensamiento crítico. Por el contrario: el Yo de la posmodernidad es el Yo del pensar-miento absolutamente a crítico. Es la racionalidad invertida que finalmente aceptó que no hay mejor lugar para la biblia que estar al lado de un calefón. Aceptación que no implica pasividad, sino una enérgica actividad dirigida a sostener el delirio y aniquilar el deseo. Por supuesto, se lo ataca mientras se proclama que se lo satisface, una y mil veces, para lo cual el consumo de objetos ha transmutado a consumismo: consumir consumo. Las sexualidades que reprimen son aliadas de los “YOES” que someten. De eso se trata el Yo de Realidad Definitivo que Freud describiera, pero señalando que se trata de una realidad definitivamente represora. La cruz invertida aliada con la espada flamígera. No podemos eludir la funesta conclusión: estamos ante un nuevo desenlace. El principio de realidad ya no es garantía histórica del principio de placer. Se terminó la garantía, y estamos con la evidencia plena de tener un producto malo pero que, al igual que los remos de la barca del diablo, no podemos soltar de nuestras manos. Por ende: nuestra conceptualización de una sexualidad represora es una exigencia teórica y un imperativo político. Teórica porque es necesario separar en la tierra los conceptos que las masas artificiales de los instituidos científicos burocratizados fusionaron en los cielos academicistas. Política, porque la necesaria intervención para el cambio del sujeto social histórico nos obliga al permanente aggiornamiento de nuestra caja de herramientas. En analogía al proceso que de lo individual pasó a lo grupal, de lo discursivo a lo psicodramático, de la enseñanza totémica y la asistencia tabú al análisis de la implicación del psicoanalista. Y que cuestionó en su fundamento la noción de neutralidad, como sinérgica con los designios del represor. En la batalla cultural, las palabras son armas. Por eso pensamos que proponer nuevos vinos en odres nuevos es una parte necesaria para no solamente buscar el destino, sino también para impedir la tarea de los que tratan de impedir que lo encontremos.
¿La otra no te gusta?
La madre sabe, pero la idische mame lo sabe todo. Y sabe que en la cultura represora la elección de una camisa no es por el principio del placer. No se elige la camisa que mas agrada, sino la que menos desagrada. Por eso la certeza disfrazada de pregunta, descubre que la otra no le gusta, y nada podrá convencerla que ésta si le gusta. Mas aún: lo mas probable es que ninguna le guste, a pesar de lo cual el hijo no podrá dejar de usarlas. Peor es nada. Ante el horror de la nada (el vacío, la soledad, el exilio afectivo, la diáspora vincular) cualquier fruta será alucinada como la media naranja. La madre, judía pero no necesariamente, sabe que la sabiduría del Superyo es siempre conocer algo del Ello que el Yo ignorará por siempre jamás. Si el fundamento de la elección es que “la otra” no te gusta, se derrumba todo el erotismo y la estética de las preferencias. Este mecanismo es también el que está presente en estéticas y erotismos mas complejos. Como los que se inscriben no ya en la elección de una camisa, sino en los de una pareja. El mandato monogámico, heterosexual, reproductivo y sacramental ni siquiera abre la pregunta que la mame hace sobre la camisa. ¿La otra o mejor aún, las otras no te gustaron? ¿Cómo se ha pasado de la concepción del objeto de la pulsión como contingente, a la fantasía delirante de la media naranja? Estamos en la construcción del YO, pero de aquel que se pretendo Uno y Trino. El Yo Oficial de la cultura represora. Fusión del Deseo, el Acto y el Mandato. Un Yo para todos y todos para el Uno. De las tres servidumbres que Freud postulara, los rastros de la relación subordinada al Ello apenas pueden detectarse. Los actos resultantes de la reflexión han degradado a las grotescas contorsiones de la genuflexión. Su imperativo categórico: “le pertenezco”. Mi deseo le pertenece al jefe de turno. Entonces mi placer es el placer del que goza cuando mi placer le pertenece. Los dos principios del suceder psíquico han sido profundamente trastocados. Y en esa devastación de la realidad primera (los dos principios en una sólida complementación) que debió seguir siendo la garantía histórica, política y material del placer, la sexualidad liberada ha sido nuevamente encadenada. Fracaso de la profecía sesentista del amor libre. Fracaso de la profecía psicoanalítica de que “el amor levanta represiones e instaura perversiones” . Y decimos fracaso y no decimos derrota, porque nuevas sombras de diversos objetos han caído sobre el Yo. Fracaso es derrotarse a si mismo. Fracaso es tomar como propio el discurso del enemigo. El mas cruel, caracterizar a la epidemia de SIDA como “castigo divino”. La sexualidad era divinamente castigada por haber profanado su corralito biológico reproductivo. El formato victoriano de la represión sexual ya no es suficiente. La sexualidad debía ser exterminada, no era suficiente reprimirla. Tampoco importó los indudables riesgos de “daños colaterales” sobre población civil heterosexual, monogámica y sacramental. Los destinos del placer fueron contaminados. Por el virus y por la culpa. Dupla mortal. También contribuyó eficazmente a las noches superyoicas de los noventa no discriminar al matrimonio como equipamiento represor de la pareja como dispositivo deseante Una de las consecuencias fue que el primer grupo de riesgo actual es la mujer casada heterosexual. No era posible que el mandato del sexo seco fuera caldo de cultivo propicio para teorías húmedas. El milenario ataque contra la sexualidad, organizado especialmente como condena a la mujer, tuvo un respaldo formidable de la industria mediática, entregada a los mandatos de los imperios. Toda “atracción fatal” era castigada con pérdida de la familia y pucherito de conejo sin viejo vino carlón. Si bien la “guerra de los roses” evidenciaba las fallas de la “american couple” , no es menos cierto que con “filadelfia” , la opción gay no era siquiera judicialmente aconsejable1. Todas las formas de la sexualidad fueron atacadas, y el oleaje llegó a los mas honestos hogares. Satanizar el preservativo, penalizar el aborto, demonizar la educación sexual, culpabilizar a la falta de límites impuestos por ideologías materialistas, etc, han sido estrategias para combatir todas las formas del placer. Cuando se pasó de la contingencia del objeto a la eternidad del objeto, los dispositivos vinculares terrenales fueron garantía de un no placer. Ahora se le podía responder a la idishe mame: “tranquila, esta camisa tampoco me gusta”.
La Novicia Indeleble
Todos los caminos conducen a Roma. Incluso los de la sexualidad. Roma es la metáfora de la hegemonía, y no hay hegemonía mas perfecta que aquella que es punto de llegada de todos los caminos. Si la pregenitalidad se apoya en la zona erógena, sostener que la genitalidad se apoya en la pregenitalidad no es grato a Roma. Porque disloca el mandato reproductivo del genitalismo adulto. El modo de producción actual exige una entrega libidinal total a los sacramentos del mercado. Producción flexibilizada, consumismo obligado. Nadie se consume en el placer, pero tiene habilitado el placer de consumir, endeudamiento mediante. Pero para lograr el anudamiento irracional entre escasez y despilfarro, el recurso de reprimir la sexualidad ya no es suficiente. Aunque siempre sea necesario. Un “nuevo acto psíquico” del sistema represor debe ser entronizado. La sexualidad encuentra un nuevo destino, ahora asociada a su antiguo represor.
Los cuatro destinos de la pulsión sexual clásicamente descriptos pueden ilustrarse de la siguiente forma:
Cambio de objeto y cambio de fin
1) amor de meta inhibida ternura
2)descarga directa : orgasmo
3)sublimación
4)represión: síntomas neuróticos
...........
Describimos el quinto destino:
5) captura superyoica: sexualidad represora
Superyó
Zona Erógena
El quinto destino es en dos tiempos: primero la represión de la descarga directa y luego la captura superyoica de la sexualidad. Queda de este modo habilitada para un nuevo fin, que es egosintónico con la cultura represora. Es una especie de seudosublimación, porque no hay nuevo objeto y mucho menos nuevo fin. Pero hay amputación de la descarga y se habilita la eterna recarga. La energía de la pulsión sexual, la verdadera fe que ha movido montañas , es destinada a sostener las diferentes modalidades del mandato. El heterosexual, el monogámico, el reproductivo, el consumismo, la pornografía, la farandulización de la política, la moda, la cultura light, lo “fashion”, la guerra, la televisión . Pero no es que el sexo está en todo. No es el triunfo del hedonismo y de los placeres de la carne por sobre los placeres del espíritu. Este sería el reproche de los preconciliares, los tradicionalistas, los inquisidores científicos o morales. Lo que ha triunfado es esa captura superyoica, y tratándose del Superyo no puede ser otra cosa que un triunfo maníaco. Pero triunfo al fin. La sexualidad represora decretará que donde hubo deseo ahora habrá mandato. Lo contingente será obligatorio. La homosexualidad será perseguida, diagnosticada, tolerada, pero nunca aceptada como equivalente a la heterosexualidad. Las minorías sexuales tendrán que tolerar espacios de la marginación social. La trata de blancas, la prostitución infantil, el abuso sexual del niño y el adolescente, gozarán de adecuados mecanismos de encubrimiento. Cuando el descubrimiento sea inevitable, los resortes de la impunidad estarán preparados. La educación sexual será cuestionada y redireccionada al ámbito de la familia. Desconociendo que en muchas familias, la familiaridad ha dado paso a lo siniestro. Seguirá siendo la familia considerada como la base del orden social, sin señalar que lo es solamente de un orden social represor. Las técnicas anticonceptivas dependerán siempre de la “voluntad política” de los funcionarios de turno. Nunca de una objetiva y científica evaluación de los trágicos efectos del analfabetismo sexual de las masas. El aborto será un delito. Nadie explicará que la mujer no se embaraza para abortar sino que aborta porque está embarazada. Y que los síntomas no deben ser castigados ni penalizados. Pero la cultura represora castiga aquello que propicia. La sexualidad de las novicias estará indeleblemente ligada a la voluntad de los poderosos. Por supuesto, el psicoanálisis seguirá siendo una práctica sin cobertura de la seguridad social. Es decir, que los que mas lo necesitan nunca lo tendrán. Las novicias tampoco.
Las cuatro estaciones del patriarca.
La sexualidad reprimida , aquella que Freud liberó desde las herramientas de la asociación libre y la interpretación simbólica, era la marca de la sociedad victoriana. En verdad, era una cicatriz que transformó la zona erógena en un callo anestésico. Lo libidinal era sinónimo del inconsciente reprimido. La neurosis era descripta como negativo de la perversión. Negatividad que no es otra cosa que la lucha que la represión le ganó a la pregenitalidad. La represión de lo erótico y de lo agresivo era la garantía de una subjetividad suficientemente buena para sostener un permanente malestar en la cultura. En otras palabras: la cultura represora no puede dejar de generar malestar, de la misma forma que una infección bacteriana no puede dejar de producir fiebre. Pero no es igual, mas bien es exactamente lo opuesto, pensar al malestar como inmanente o pensarlo como contingente. Aunque sea paradojal, la sexualidad reprimida era funcional a la cultura del bienestar patriarcal. Situación que otorga plena validez a un concepto freudiano que abre la perspectiva del pensamiento clasista en la construcción de la subjetividad: “placer para un sistema, displacer para otro”. El sistema represor para inhibir todo desarrollo de pensamiento crítico, separa lo que tiene que estar unido y une lo que tiene que estar separado. La sexualidad represora quedó fusionada a la sexualidad reprimida, como si fuera una y misma cosa. La sexualidad debía ser reprimida como disruptiva del orden social patriarcal, y solamente tolerada, siempre a regañadientes, como herramienta corporal de la concepción.. La mujer era pensada como una cloaca, al decir de Agustín, obispo de Hipona, pero su función como reproductora era tolerada, aunque también martirizada. Por ejemplo, el delirio obstétrico del “parto a la reina”, que contrariaba hasta la ley de la gravedad. Excluida la sexualidad de la circulación discursiva y descarga placentera, retornaba como síntomas, chistes, prácticas clandestinas, abusos sexuales, violencia contra la mujer y el niño, institucionalización de diferentes formas de la prostitución, el “hecho maldito” de la hipocresía victoriana.. Esos efectos no solamente eran la consecuencia de la represión sexual, sino la manifestación de la sexualidad represora. Su mas inmediato antecedente: la sexualidad patriarcal. Represor de todo placer que no fuera el propio placer del patriarca. La anorgasmia o el mandato del orgasmo vaginal, eran las consecuencias mas benignas. Las peores: los denominados crímenes pasionales, donde los Otelos de la modernidad siempre eran indultados por un orden judicial tan patriarcal como el ordenamiento represor de la sexualidad. Para entender los funestos alcances de la sexualidad represora hay que referirse al patriarcado. Sostenido por hombres y mujeres. Ideología que coherentiza la mas absoluta e irracional de las hegemonías: la del varón poderoso sobre mujeres e hijos. El concepto de “envidia del pene” es consecuencia de esas premisas falocéntricas y patriarcales. Las “bajas pasiones” siempre se asociaron a la condición femenina. Algunas colegas se molestaron con Freud por señalar que la mujer tenía un superyo menos enérgico que el varón. Siempre creí que era un elogio. Dicho en otros términos: el Superyo es la organización subjetiva del patriarcado. El concepto de una instancia “resistente, repelente y represora” , como resolución del Complejo de Edipo, fue la forma con la que Freud pudo referir al decantado identificatorio que “ordenaba lo que jamás cumplía” En la posmodernidad, este decantado ha capturado toda forma de sexualidad. La represión actual es , antes que nada, represión de lo político social. cultural. Y para esta permanente represión, tanto en la paz como en la guerra, el Superyo ha realizado un pacto con la sexualidad.. Una de las evidencias mas sofisticadas de esa represión cultural, es la publicidad. El actual opio de los pueblos.. El placer sexual prometido, distorsionado, caricaturizado, pero nunca facilitado, es el horizonte represor preferido. Ya Wilhem Reich había advertido que el hombre explotado tenía amputada la capacidad del orgasmo como experiencia liberadora. Cuanto mas predomina la sexualidad represora, mas aumenta lo que Freud describe como “degradación general de la vida erótica”. La prostitución se ha hecho transversal, pero no por aumento de los placeres, sino por el aumento de los negocios de los diferentes formas de la “trata”. Adolescentes y niñas, secuestradas para aumentar la relación costo beneficio de los empresarios proxenetas. Como el Superyo no deja nada bueno bajo el sol, también mantiene la culpa inconsciente y por ende la necesidad de castigo como reguladores del placer residual del sujeto. Pero la hegemonía actual se construye no solamente con represión de la sexualidad. Por el contrario: la batalla cultural del imperio exige que también la sexualidad aporte poderosas representaciones ideativas y afectivas para la represión del inconsciente político y cultural del sujeto social histórico mientras el patriarca disfruta de sus estaciones.
La fierecilla psicoanalizada.
El pasaje de la hechicería a la neurología y de ésta al psicoanálisis muestra que el lugar de la mujer en el patriarcado ha cambiado para seguir muchas veces siendo el mismo. La sexualidad reprimida era sustancialmente para la mujer, ya que el varón, debía, placenteramente debía, descargar sus tensiones sin restricción alguna. Para Freud la mujer era un continente negro, y a pesar de eso, sus aportes fueron inapelables para desbiologizar el padecer neurótico. Si la neurosis era el negativo de la perversión, pero de aquella que se organiza como polimorfa. En realidad era el negativo de la pregenitalidad. La represión de las pulsiones parciales, no favorecía y hasta impedía que la experiencia del orgasmo fuera una opción terrenal. Por lo tanto, podemos afirmar que en el modo victoriano de producción de subjetividad, la sexualidad represora era del varón y la sexualidad reprimida de la mujer. Por supuesto, no cualquier varón, no cualquier mujer. Solamente los que eran egosintónicos con la moral y las buenas costumbres. Es decir, las honestas y mediocres medianías, en esa profunda definición que acerca a Freud con José Ingenieros. La mediocridad como resultante no contingente de la cultura represora, propicia la disociación del erotismo. Una corriente se mantiene reprimida y sigue dándole energía a la fábrica de síntomas neuróticos. Otra corriente es expropiada de Eros y , transformada en lo contrario, brinda un aporte para los cultivos superyoicos de la pulsión de muerte. Si la fierecilla debía ser domada, mas allá de los métodos empleados, nunca se cuestionaba la lógica y el derecho del domador. Porque para la cultura represora en la actualidad la lógica del Yo es la lógica superyoica y la lógica de la sexualidad es la lógica de la sexualidad represora. En forma análoga a como Freud describe inicialmente al Superyo como una fase del Yo, pensamos que la sexualidad represora es una fase de la sexualidad. Pero que debe ser discriminada como tal, porque de lo contrario seguiríamos pensando los conflictos con polaridades que son de otro momento histórico. Estaríamos sufriendo de reminiscencias. Las formas arcaicas de represión de la sexualidad solo pueden observarse en las prácticas discursivas de las jerarquías religiosas. Pero solamente como una práctica habitual de la desmentida. Porque simultáneamente dan miles de ejemplos de sexualidad represora abusando y violando niños y adolescentes con la impunidad de las masas artificiales. Incluso embarazando monjas, en una ampliación siniestra de la hipocresía y el cinismo. Domar a la fierecilla era un imperativo categórico de la sociedad patriarcal, que actualmente se aggiorna impidiendo a las mujeres que compitan con las mas altas jerarquías en las organizaciones sociales. Las prácticas que comienzan a perder status, prestigio y rentabilidad son una excepción y en ellas las mujeres no encuentran obstáculos varoniles para el ascenso. Tres son los destinos posibles de la fierecilla: 1) aceptar su condición de domada; 2) rebelarse ante el domador y recuperar la profecía sesentista del amor libre; 3) especializarse también en la modalidad de la sexualidad represora. En este último caso, las veremos concurrir a los boliches donde el streap tease masculino logra una grotesca repetición de uno de los tantas conductas perversas del patriarca. Una forma inteligente de tensar este conflicto es en la película “Full Monty” donde la mirada femenina es inicialmente censuradora, para luego habilitar un espacio de ternura y comprensión con los “varones domados”. Claro que los ocasionales streapers no eran profesionales del desnudo sino víctimas del fascismo de mercado instituido por la nueva derecha liberal. Desde ya, la fierecilla se ha rebelado muchas veces contra el domador, y uno de los mejores frutos ha sido el desarrollo de la perspectiva de género. Los estudios sobre feminismo, el espacio político y cultural que ocupó el movimiento gay, lésbico, y travesti, es una de las evidencias que las fierecillas siguen la pelea con los domadores. El instituido burocratizado de la heterosexualidad represora ha sido duramente conmovido. Pero su capacidad de renovarse no debe ser desestimada. La nueva derecha sigue sosteniendo la penalización del aborto, la satanización del preservativo, la excomunión de la educación sexual. Porque en última instancia la fierecilla indomable es la pulsión. Ese concepto límite que sin dislocar nuestra animalidad, tampoco nos encierra para siempre en los barrotes de la biología. Pulsión es cuerpo, y cuerpo es erogeneidad. Placer del origen y placer del destino. Y es justamente esa capacidad de producir placer lo que la racionalidad represora va a atacar. Incluyendo como extremo límite la tortura y la muerte. El abuso y la violación, actos paradigmáticos de la sexualidad represora, están legitimados por la cultura hegemónica postulando que la víctima se lo buscó. Y merece el ataque porque de alguna manera lo provocó. La víctima es culpable y el victimario nunca reconocerá su culpabilidad. Los psicoanalistas no podemos dejar de esforzarnos en desmontar esa trampa. De la misma forma que el baluarte de considerar a la heterosexualidad reproductiva como buena en si misma. La homosexualidad, el travestismo, la intersexualidad son sospechosas de patología. Si la fierecilla además es gay, o feminista, las cosas se le complican mucho mas. Va a ser considerada como una fiera salvaje, destructora de hombres. Y de morales usos y costumbres. Prueba de ello es que el último Encuentro Nacional de Mujeres , fue brutalmente atacado con la pluma, con la espada y con la trompada. Pero los miles de mujeres que concurren anualmente a este acontecimiento , son palpable, visible y audible comprobación que las fierecillas están organizadas y que enfrentarán con temor quizá, pero sin dudar, a los domadores y represores de la historia.
Seguramente muchas de esas fierecillas han sido psicoanalizadas.
Concepción amplificada del Superyo.
La operación fundante del Yo es la discriminación. Entre lo que ataca la vida o lo que protege la vida. Discriminar es separar pero no escindir. Uno de los recursos de la cultura represora es la fusión conceptual. Es un mecanismo análogo al descrito por Freud cuando analiza el doble sentido antitético de las palabras primitivas. Para postular una sexualidad represora es necesario afirmar que con la palabra Superyo designamos dos cosas diferentes. La mas conocida y aceptada es la denominación que recibe la instancia que deviene como herencia del arrasamiento del Complejo de Edipo. Freud señala que el Superyo hunde sus raíces en el Ello. Yo agrego que además contamina sus ramas. Y que estas ramas se prolongan en las masas artificiales, lo que constituye su concepción amplificada. La conciencia moral no tiene conciencia de que fue construida desde la hegemonía represora de la cultura. Hablar de la instancia superyoica exige aceptar su concepción amplificada. Cuando las masas artificiales se organizan en la subjetividad, mediatizadas por la sagrada familia patriarcal , decantan en instituido burocratizado denominado superyo propiamente dicho o restringido. La culpa es su producto mas genuino. El Superyo amplificado encuentra en el Código Penal, los decretos de necesidad y urgencia, las bulas, los dogmas, su instituido mas preciado. El código penal, al igual que el Superyó, castiga mas al santo que al pecador. Es decir: la gravedad de las condenas a los delitos es inversamente proporcional al nivel de la clase social a la que pertenece el delincuente. El pacto perverso entre código penal y superyó se verifica en algunos Estados de la Gran Democracia del Norte donde ciertas prácticas sexuales (coito anal) están tipificadas como delitos. Desde ya, aunque sean practicadas por adultos en mutuo y libre consentimiento. El mercado, gran disciplinador de la conducta individual y social, convoca en forma explícita la promesa sexual como valor agregado al consumo de cualquier producto. El sexo-góndola es una oferta permanente y en amplia escala que produce una carga permanente sin posibilitar la descarga necesaria. Por lo tanto, refuerza las conductas sintomáticas de carácter agresivo y autodestructivo, del tipo de las adicciones. El fumando espero fue una ingenuidad anticipatoria de todo lo que se espera como gratificación y que nunca llegará. Aunque se prohíba fumar, se seguirá esperando en compañías cada vez mas devastadores, desde la pasta base hasta el poxiran. En base a estas consideraciones, pensamos al mercado, sustantivado como cosa en si, análogo a una formidable masa artificial. Organiza la amenaza de castración al sostener la endemia de necesidades básicas insatisfechas. Una de las tantas formas en que el Estado Terrorista organizó la amenaza de castración fue nombrada a posteriori como “la noche de los lápices”. Los períodos de latencia de la historia, sea del individuo, o de toda una generación, implica la castración efectivamente realizada. No por desarticular un órgano, sino por anular una función. La función yoica por excelencia: la resistencia al represor. En las diferentes modalidades latencia, queda sustituida por la función superyoica por excelencia: la resistencia al deseo. Freud señala con precisión que las masas artificiales exigen una coerción exterior. Pero tan solo exterior al sujeto, porque es interior al orden de una cultura represora. Coerción, amenaza y castigo: el trípode tanático que organiza los diferentes modos de sostener y profundizar la represión de todos los deseos. ¿Pero cual podría ser el mecanismo por el cual la represión del deseo fuera desmentida en su esencia? El Superyó amplificado construye la dimensión traumática del deseo: publicidad, prostitución, pornografía. En su desmesura, en su despliegue colosal, en su capacidad inagotable de variar formas y contenidos, la forma convencional encubridora y caricaturizada del deseo desaloja la expresión singular e íntima del mismo. El genial Federico Fellini en una de sus inolvidables películas, coloca un enorme cartel de Anita Exberg promocionando una marca de leche. La imagen permanente y una pegadiza música (bebete piu latte..) enloquecieron al censor de turno, condenado a pesadillas donde era perseguido por enormes pechos. El superyo amplificado encuentra en la sexualidad una forma inobjetable para reprimir el deseo: brindarlo en una dimensión traumática que impide la elaboración y la descarga. El “modus operandi” del sistema represor siempre es el mismo: al que está sediento lo ahoga. “¡Ahí tienes el agua que pedías!” El sexo que se pedía desde la década del sesenta primero fue censurado, luego el sistema lo expropió del sujeto y maximizó su valor de mercado. La gran pedagoga de la posmodernidad, la televisión, aportó sus médanos de arena. El sexismo es la contracara del pudor victoriano. Ambos enfrentados a la sexualidad singular, erógena y vincular. La televisión amplificó la familia patriarcal con sus dispositivos machistas. Con la indudable ventaja para la cultura represora que los patriarcas actuales son simpáticos, chistosos, en general buenos mozos, con éxitos económicos y sociales. La amenaza de castración que lo mediático impuso es ser un perdedor. Looser. O ser “nominado” en la degradación de la realidad que un reality supone . Los latentes de la actualidad, mezcla funeraria entre autistas y zombies, se conforman con 30 segundos de fama. Que ni siquiera son las migas del banquete. La inmortalidad es una joda de Tinelli2 o un blooper sádico. Pero si la fama es puro cuento, en los modos amplificados del Superyó es un cuento de terror. Terror que las masas artificiales administran desde el horror del exterminio. La shoah posmoderna se denomina costo social del ajuste. Y el Superyo, desde su concepción amplificada y por lo tanto hegemónica, ni siquiera permite pensarlo. Lo define como impensable, y sin dudarlo lo es desde el alambrado horizonte de la cultura represora. Los modos yoicos de producción de subjetividad (deseo, necesidades básicas satisfechas) han sido capturados por los modos superyoicos (construcción artificial de la carencia) Esta captura es globalizadora. Nada nuevo queda bajo el sol. La sombra del objeto , es decir su forma succionada del contenido erótico, cae sobre el Yo. Y lo aplasta. Incluso con lo mas deseado y amado, pero en una escala que deviene traumática. En la concepción amplificada del Superyo el tamaño es lo que mas importa.
7. Se conoce gente3.
El pasaje del autoerotismo a la relación de objeto tiene como meta la amplificación del placer en la multiplicidad del objeto contingente. La endogamia es una estrategia de poder del protopadre devenido patriarca. De la horda primitiva a la familia patriarcal hay menos diferencia que la sospechada. Al igual que la derecha, que castiga aquello que propicia, el patriarca propicia la endogamia, crea el dispositivo del incesto, para luego castigarlo cruelmente. Desde ya, el incesto no es neutral a la perspectiva de género. El incesto prohibido y castigado es el del hijo varón con la madre, que en el orden patriarcal no es mucho mas que una mujer cancelada. La cualidad de incestuoso es posterior a la prohibición. El acceso pregenital al cuerpo de la madre es garantía de la autoconservación y es tolerado por el patriarca. Cuando la madurez edípica permite el enfrentamiento con el padre, éste saca a relucir el derecho de las bestias. Ahora ese cuerpo materno es incestuoso, está prohibido y la sentencia que la amenaza anuncia es la muerte. O su versión domeñada, la castración. Por lo tanto el Superyo mientras dice que instituye el tabú del incesto, en realidad consagra el tabú del deseo. La sublimación deviene mandato y el latente penitente ingresa al servicio escolar obligatorio. Conocerá a su “segunda mamá” a la que no podrá ver como su “primera mujer”. Endogamia amplificada que coloca a nuevas series de patriarcas, empezando por el Director y terminando por el Estado. Esta moción edípica, a la que se le impide caer por su imposibilidad interna, análoga a la caída de los dientes de leche (al decir de Freud) será transformada en lo contrario y donde hubo amor habrá terror, y volverá contra si mismo, porque lo que debió descargarse afuera se recarga adentro, en la propia subjetividad mortificada. Comienza a construirse el dislocamiento entre sexualidad y vínculo. Para los modos yoicos, donde el nivel fundante es el deseo, ambos términos son dos caras de la misma moneda. Para los modos superyoicos, donde el nivel fundante es el castigo y al amenaza, son dos monedas que tienen la misma cara. La cultura represora une lo que tiene que estar separado y separa lo que tiene que estar unido. La construcción del sujeto doblegado y expoliado, exige colosales magnitudes de contracatexias que puedan mantener el aplastamiento de la pulsión. Una de las formas es alejarla, separarla, escindirla de los objetos. Abusar hasta el hartazgo de la primitiva satisfacción alucinatoria del deseo, que, televisión mediante, deviene la via regia para que se restituya la forma del objeto vaciado de contenido. Esta pulsión sexual , es un autor que no encuentra a ningún personaje. Y a ningún objeto. Como animal herido, escapa hacia las aguas contaminadas del equipamiento superyoico. Clonada culturalmente como sexualidad represora aportará mas energía para el sepultamiento, dilución, aplastamiento, desaparición, aniquilación, de multiplicidad de deseos y placeres. El imperativo categórico subvierte a la moción deseante y se verifica el pasaje del deseo al mandato. Los cuerpos erógenos serán mutilados, y todo tipo de ortopedias pseudo reparadoras se practicarán en ellos. La erótica y la estética darán paso a la retórica del plástico. El patriarca seguirá practicando a Dios rogando, pero aceptará al implante capilar dando. En su construcción paradojal la sexualidad represora es un reaseguro del sometimiento y la domesticación. El mas difícil de enfrentar ya que se ha fabricado con las astillas del mismo palo. Una de las trampas superyoicas mas eficaces que Freud descubre es cuando dice: “puedes amarme...soy igual al objeto”. O sea: es igual a la forma del objeto, es una restitución del objeto. Pero al objeto de la plenitud erótica se lo arrancó del suelo pulsional. Los mas hipócritas, dirán ante la hegemonía de la sexualidad represora que el libertinaje sexual debe ser combatido. Y los pequeños islotes de sexualidad liberada residuales serán bombardeados. Bordeando incluso el delirio al afirmar que la epidemia de SIDA se propaga por el uso de los preservativos. Si el neoliberalismo no es creativo, al menos es ocurrente. Una sexualidad vuelta contra si misma es un dispositivo ingenioso. Forma parte de las construcciones que hemos conceptualizado como Ideal del Superyo. Todo lo que permita aumentar el nivel de sufrimiento, que impida honrar la vida, que aniquile la autoestima y perfore el narcisismo , será idealizado por el Superyo. La descarga sexual será ritualizada y estará mas cerca de la evacuación intestinal o uretral, que de la polifonía vincular del orgasmo. La reproducción de personas y de objetos ocupará el lugar que dejó vacante la creatividad. Jugar solamente será apostar y el fenómeno onírico será reemplazado por la especulación financiera. Para este mundo del revés, bien podría valer la inversión del aforismo freudiano y decir: “Donde hubo Superyo, Ello ha de advenir”. Única garantía de que podamos seguir conociendo gente.
8. Pierdo mi destino
Serían las palabras de Romina Tejerina. En Jujuy (provincia del norte argentino) fue violada y quedó embaraza. Al nacer su bebé vio en su rostro la cara del violador y lo mató. Mas allá de la sentencia del juicio oral, en Romina mataron a la madre que quizá hubiera podido ser. El violador, ejerció sobre el cuerpo y la subjetividad de Romina un acto de crueldad represiva. Con el amparo de la cultura patriarcal para la cual el varón puede todo y la mujer no puede casi nada, el verdadero culpable está en libertad. La sexualidad represora hizo estragos en Romina hasta transformarla en la asesina de su hijo. ¿Quién podrá negar que las series complementarias no son indiferentes para este trágico final? Pero que no se invoque en este caso la teoría del filicidio en vano Aunque es seguro que muchos negarán o ni siquiera se ocuparán en afirmar que no se trata de la locura individual de Romina. Antes bien, ella nos informa de una locura cultural que tiene a las mujeres como víctimas propiciatorias. Sin protección, sin educación sexual, sin aborto legal, seguro y asistido, sin representaciones que acompañen el sufrimiento de ocultar la marca de lo no deseado, Romina solamente dispuso del mas desgarrador de los actos: matar al hijo. Romina por lo tanto se constituye en un analizador histórico de la sexualidad represora y sus consecuencias mas funestas. La pernada como derecho se sigue ejerciendo, con muy pocas modificaciones como queda evidenciado en la tradición de la “ramada”, en el norte argentino4. Pero lo que mas conmueve es que la condición subjetiva de Romina no es ninguna excepción. Es la lógica no contingente de abolir la propiedad privada de los mecanismos de producción de placer de los cuales el sujeto debería ser único titular. Las masas artificiales (Iglesia. Estado, Escuela, Hospitales) expropian los cuerpos erógenos de las mujeres para decidir por ellas el destino final. Ser bóvedas vivientes de un feto anencéfalo hasta que la Justicia establezca con la morosidad de sus tiempos la interrupción del embarazo, o tolerar por tradiciones de exquisito sadismo la mutilación genital. La mirada en estos casos siempre se ha detenido en señalar la represión orgánica y psicológica de la sexualidad. Pero se ha realizado una formidable operación de encubrimiento para no advertir que la sexualidad también se pone al servicio de la represión. Ciertas formas de organizar la sexualidad son parte del malestar en la cultura, que por supuesto es el bienestar para la minoría silenciosa y represora. Malestar en la cultura que, sexualidad mediante, agrede siempre a la mujer y también agrede al hombre. Los mandatos sexuales obligan al varón, engrosando los trazos de su carácter hasta momificar sus afectos. Romina no sufrirá de reminiscencias, lejano paraíso de las histerias victorianas. Sufrirá de pesadillas monstruosas, casi tanto como el ordenamiento de la sexualidad en la lógica patriarcal. Es una de las miles de víctimas de los crímenes de lesa sexualidad. No menos grave que al haber encubierto los mecanismos culturales de transmisión del SIDA, por lo cual hoy el mayor grupo de riesgo es la mujer heterosexual casada. La sexualidad represora no viene sola. Puede acompañarla desde el embarazo no deseado, lo que constituye en si mismo un aborto, y todas las enfermedades de transmisión sexual, en las cuales no estaría de mas incluir al machismo. Romina es un testimonio ineludible, justamente porque es uno de tantos. Los cuerpos lastimados también forman parte de ineludibles testimonios que la sexualidad es disciplinada con sexualidad de signo contrario. Y de apoyatura diferente. Si el plus de placer que la satisfacción de la necesidad generaba tenía su apoyatura en el cuerpo, la sexualidad represora tiene su apoyatura en el Superyo. Masas artificiales mediante, es una de las razones de la desaparición en la clínica de “lo neurótico”. Es decir, de los retornos de la reprimida sexualidad. Masas artificiales mediante, la ternura primaria es sofocada. No puede sostenerse la agresión de meta inhibida, y la pulsión de autoconservación no es garantía suficiente que permita mantener la vida. La criatura humana está amenazada en forma permanente y el mecanismo de la inhibición de la agresión intraespecífica que postulara Lorenz se desploma. Es necesario señalar nuevamente cual es a nuestro criterio la dislocación fundante. La descarga directa de la pulsión sexual era una de las maneras de descargar la pulsión de muerte. Pero en lo que denominamos sexualidad represora es la pulsión de muerte que se descarga asociada a la sexualidad. Y hablar de pulsión de muerte en la actualidad es hablar de todos los mecanismos que atacan la vida, tanto en su dimensión biológica, como psicológica y cultural. La vida del bebé de Romina y la vida de la propia Romina han sido destruidas. Han perdido para siempre su destino.
9. El deseo del mandato
La lógica del deseo es capturada por la lógica del mandato. Existe la satisfacción del deber cumplido, pero no es frecuente que se hable de la satisfacción del placer cumplido. Hacer lo que uno quiere es sospechoso de hacer cosas que no hay que hacer o al menos no decir que se hacen. El deseo siempre es sospechoso de individualista, egoísta, carente de moral y ausente de escrúpulos. El deseo debe ser limitado en sus alcances porque si todos los sujetos quisieran satisfacerlos, sería el caos social. El denominado pensamiento único es la marca del pensamiento que se organiza desde el mandato. Se opone en forma inapelable al pensamiento crítico, cuyo fundamento es el deseo. Deseo y mandato son polaridades que fundamentan dos modos incompatibles de producción de subjetividad: el yoico y el superyoico. Sin embargo, de la misma forma que de la pulsión de muerte será la inalterable eternidad, en los tiempos de esta cultura del exterminio, los modos de producción superyoica han capturado todos los demás. Su marca cicatrizal es desear el mandato. En el cual el reprimido ama al represor. Desear el mandato es el triunfo maníaco sobre los cuerpos erógenos y sociales. La sexualidad represora se viste de deseo, pero su nivel fundante es un mandato inapelable. Y aunque la mona se vista de seda, mona se queda... Claro que esa mona no es ninguna monada, es una forma de cultura cruel y exterminadora, que aspira y en no pocos casos logra, transformase en una matrix cultural, política e ideológica.
El psicoanálisis implicado pretende ser un analizador de la cultura. Mas precisamente, del fundamento represor de la cultura. Lo que Freud describe como malestar, y que es egosintónico y naturalizado con los modos superyoicos de producción de subjetividad. El análisis de la sexualidad represora forma parte de una mas ambiciosa tarea : poder conceptualizar una metapsicología del oprimido. Es llevar hasta el extremo límite nuestra convicción que la subjetividad es el decantado identificatorio de la lucha de clases. La clase de los deseos y la clase de los mandatos en un combate transgeneracional que atraviesa la historia. Discriminar las batallas culturales perdidas, permitirá aprender de la derrota. Y alejarnos de los cantos de las sirenas superyoicas que nos seducen para silbar o tararear la melodía almibarada de estos tiempos. Que algunos llaman cultura light, pero que es mas letal que la guerra.
El análisis de la sexualidad represora propicia poder retornar del retorno de lo reprimido, disolviendo al represor. Y poder escribir en otros tiempos y espacios históricos sobre una sexualidad liberada que disloque el mandato y pueda recuperar el deseo.
RESUMEN EN ESPAÑOL
El Autor propone el concepto de sexualidad represora. La sexualidad ha dejado de transitar los caminos de la descarga sexual directa para ponerse al servicio de los mandatos superyoicos. Esta instancia es discriminada en una concepción amplificada y una concepción restringida. La fuerza de los mandatos no está garantizada solamente desde la construcción de un pensamiento único, sino que además requiere la energía suplementaria que solo la sexualidad puede brindar. La realidad deja de ser la garante histórica del principio de placer. Se consolida una cultura del malestar, que encubre su fundamento represor. La mujer ha sido la víctima propiciatoria de una lógica patriarcal que establece una escisión entre los modos de descarga placentera de los sexos. Se postula al Superyo como la organización subjetiva del patriarcado. No es posible realizar una intervención teórica y política que no toma en cuenta que la sociedad patriarcal disocia el discurso para el varón del discurso para la mujer. La cultura represora al propiciar aquello que castiga, desmiente esa disociación e intenta fusionar lo incompatible. Uno de los motivos por los cuales la sexualidad represora se mantuvo por fuera del análisis crítico al mantenerse oculta en los repliegues de la sexualidad reprimida. Cuando se lucha por rescatar nuevamente a la sexualidad del mandato, los diversos recursos de la cultura represora, incluyendo al código penal, se activan. El cientificismo, el academicismo, la moral tutelar, son reservorio de discursos represores que consiguen la impunidad histórica de la sexualidad represora
Etiquetas:
Artículos de Interés
Suscribirse a:
Entradas (Atom)